Matrimonios Cristianos – La Respuesta Sexual Femenina y Masculina 2

 

Continuemos.

El hombre es más sensible a los estímulos visuales, de ahí la pre­ferencia por revistas, películas, striptease, el deseo de mirar pechos y nalgas antes que ojos o vestimenta.

El hombre con sólo 20 o 30 cm3 de sangre ya produce la erección, mientras que la mujer para garantizar una buena lubricación necesita el triple, de ahí la importancia que el juego previo dure tiempo.

Muchos hombres al tener su erección creen que ya no es necesario nada más, que debe producirse la penetración y posterior eyaculación.

La zona más sensible para el hombre es el pene, mientras que la mujer comienza a sensibilizarse en zonas más alejadas de los genitales como pueden ser el cuello, orejas, muslos, nuca, pechos, etc.

El contacto prematuro con el clítoris puede hasta molestarla y detener la excitación. Aquí vemos cómo muchos hombres desconociendo estos aspectos creen que la misma sensibilidad peneana que poseen inmedia­tamente, es la misma que la mujer posee en su clítoris.

En cuanto al tiempo de la fase de excitación, puede darse lentamente a medida que los estímulos son persistentes. Con el tiempo entonces se entra en la segunda fase. A veces la fase de excitación dura muy poco tiempo (especialmente en el hombre, que debe hacer «todo rápido»), como un estallido; esto trae innumerables conflictos en la pareja.

No existe un tiempo «normal» para esta fase, ni nadie puede decir que el tiempo «bíblico» es tal (hacemos mención a esto que aunque parece absurdo, lo hemos escuchado en muchas ocasiones, así como la falacia de que «agarrarse de una mano» lleva al joven a la cama; abrazarse lleva a eyacular; o que el tiempo «normal-bíblico» de la excitación es gradual de por lo menos 20 minutos, etc, etc.).

Quienes dicen esto no conocen la más mínima biología masculina ni femenina. La velocidad de la excitación depende de cada persona y nadie (ya que la belleza está en cada ojo) puede hacer un mismo patrón para todos los creyentes (ni para los que no lo son). El tiempo varía de persona a persona, de cultura a cultura y de situación en situación.

Uno de los signos más evidentes de excitación en el varón es la erección. Miremos ahora brevemente la excitación en la mujer.

 

A. La Excitación en la Mujer.

La excitación en la mujer se ha logrado (sin importar, como dijimos, en cuánto tiempo) cuando aparece el trasudado vaginal; esto significa que la dilatación de las pequeñas arterias de las paredes de la vagina producen un líquido que lubrica la entrada del conducto vaginal.

Bien señalan los sexólogos que es un trasudado y no una secreción, porque las glándulas que podrían provocar la salida de este líquido no existen. Es decir que esto se da por la vasodilatación (dilatación de los vasos) y por lo tanto es indicativa que la excitación ha comenzado.

La mujer tarda más en excitarse debido a que la cantidad de sangre requerida para este fenómeno es casi 3 veces superior a la del hombre. En el hombre es necesario casi 70 ml para lograr una erección, en cambio en la mujer la sangre debe recorrer un lecho más extenso, que va desde la vulva y la entrada de la vagina.

A los 30 segundos de haberse producido la excitación en la mujer se produce el trasudado vaginal. Estas gotas son parecidas a las del sudor. A medida que la excitación aumenta, las gotas se unen para formar una capa en el túnel vaginal.

La vagina, que mide aproximadamente 2 cm, en estado de excitación puede llegar hasta 6 cm. El largo de la vagina que es de 7-8 cm, durante la fase de excitación aumenta hasta 10 cm, o sea, se alarga y se ensancha aumentando más de un tercio de su tamaño. También el útero aumenta, modifica su posición, permitiendo una mayor elongación de la vagina.

La lubricación vaginal («estar mojada» en el lenguaje cotidiano) tiene una finalidad muy importante: señala a ambos que la estimulación está hecha (lo cual no significa que ésta deba detenerse) y que está preparada para que la penetración pueda realizarse con seguridad ya que la lubri­cación le permite al pene su introducción.

Otros cambios producidos en esta fase son: apertura del fondo vaginal, acomodación del útero para recibir a los espermatozoides, aumento del tamaño del clítoris, etc.

La erección de los pezones es una respuesta evidente del aumento de tensión sexual. Ambos pezones no llegan simultáneamente al estado de erección total. Los pezones grandes tienden a aumentar menos de capacidad cuando son estimulados (a veces no puede percibirse, aumen­ta el volumen si la excitación es muy intensa).

El equivalente a la erección en el hombre es el trasudado vaginal y no como se creía el aumento del clítoris.

El clítoris no se reduce «a lo que se ve», es decir a la pequeña estructura que se asoma, sino que es una composición compleja. En su organización penetra sobre el techo del conducto vaginal formando parte de la composición de los labios menores.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Sexualidad y Erotismo en la Pareja”

Por Bernardo Stamateas

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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