Doctrina Bíblica – Autoridad

 

Dios Gobierna a su Pueblo por Medio de las Escrituras

Pasaje clave: 2 Timoteo 3:16.

El principio cristiano de la autoridad bíblica significa, por una parte, que Dios tiene el propósito de dirigir la fe y la conducta de su pueblo por medio de la verdad revelada que aparece en las Santas Escrituras, por otra, que todas nuestras ideas acerca de El deben ser medidas, probadas, y corregidas y aumentadas cuando sea necesa­rio, en función de las enseñanzas bíblicas. La autoridad como tal es el derecho, la exigencia, la capacidad, y por extensión, el poder para dominar.

En el cristianismo, la autoridad le pertenece al Dios Creador, que nos hizo para conocerlo, amarlo y servirlo, y su forma de ejercer su autoridad sobre nosotros es por medio de la verdad y la sabiduría de su Palabra escrita. Así como desde el punto de vista humano, todos los libros de la Biblia fueron escritos para mover a un servicio más constante y profundo a Dios, también desde el punto de vista divino, toda la Biblia tiene este propósito. Y, ya que el Padre le ha dado ahora al Hijo autoridad ejecutiva para gobernar el cosmos en su nombre (Mateo 28: 18), las Escrituras funcionan en la actualidad precisamente como el instrumento del señorío de Cristo sobre sus seguidores. Todas las Escrituras son como las cartas de Cristo a las siete iglesias (Apocalipsis 2-3) en este aspecto.

¿Dónde se puede hallar hoy la verdad de Dios llena de autoridad? Se dan tres respuestas, y cada una de ellas apela a la Biblia de su propia forma.

1. Las iglesias Católica Romana y Ortodoxa hallan la verdad de Dios, según ellos creen, en las interpre­taciones de las Escrituras que se hallan incorporadas a su propia tradición y consenso. Consideran que la Biblia es la verdad que nos ha entregado Dios, pero insisten en que es la iglesia la que debe interpretarla, y que es infalible cuando lo hace.

2. Por contraste, aquellos clasificados como liberales, radicales, modernistas o subjetivistas encuentran la ver­dad de Dios en los pensamientos. Las impresiones, los juicios, las teorías y las especulaciones que las Escrituras despiertan en su propia mente. Al mismo tiempo que desechan el concepto neotestamentario sobre la inspira­ción de las Escrituras, y no tratan su Biblia como un documento digno de confianza, o que está formado por transcripciones del pensamiento divino que son absolutas y están llenas de autoridad, se sienten confiados en que el Espíritu los guía a ellos a escoger y desechar de una manera tal, que el resultado obtenido es sabiduría procedente de Dios.

3. En cambio, el protestantismo histórico halla la verdad de Dios en las enseñanzas de las Escrituras canónicas como tales. Recibe estas Escrituras como inspiradas (esto es, producto del aliento divino, 2 Timoteo 3:16), in­errantes (esto es, totalmente ciertas en todo cuanto afirman), suficientes (esto es, que nos dicen todo cuando Dios nos quiere decir, y todo cuanto necesitamos saber para la salvación y la vida eterna) y claras (esto es, di­rectas y que se interpretan a sí mismas en todas las cuestiones de importancia).

Las dos posiciones primeras tratan a los juicios humanos sobre la Biblia como decisivos para la verdad y la sabiduría; la tercera, al mismo tiempo que valora la herencia de la iglesia en cuanto a convicciones, y aprecia las exigencias de coherencia que lleva consigo el pensamiento racional, somete de manera sistemática todos los pensamientos humanos a las Escrituras, las cuales toma seriamente como canon.

La palabra canon significa regla o norma. Las dos posiciones primeras hablan de las Escrituras como canon, pero no las toman con una seriedad total como regla operativa para la fe y la vida. De esta forma, en la práctica, no aceptan total­mente su autoridad, y por consiguiente, su profesión de cristianismo, aunque sea sincera, resulta defectuosa.

Extracto del libro “Teología Concisa”

Por J.I. Packer

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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