Doctrina Bíblica – Satanás
Los Ángeles Caídos Tienen un Caudillo
Pasaje clave: Job 1:6
Satanás, caudillo de los ángeles caídos, al igual que ellos, viene a aparecer con toda claridad sólo en el Nuevo Testamento. Su nombre significa «adversario» (enemigo de Dios y de su pueblo), y el Antiguo Testamento lo presenta como tal (1 Crónicas 21:1; Job 1-2; Zacarías 3:1-2). El Nuevo Testamento le adjudica unos títulos reveladores: «diablo» diábolos) significa acusador (esto es, del pueblo de Dios: Apocalipsis 12:9-10); Apolion (Apocalipsis 9:11) significa destructor; «el tentador» (Mateo 4:3; 1 Tesalonicenses 3:5) y «el maligno» (1 Juan 5:1S-19) significan lo que dicen, «príncipe» y «dios de este mundo1» indican que Satanás preside el estilo de vida contrario a Dios de la humanidad (Juan 12:31; 14:30; 16:11; 2 Corintios 4:4; cf. Efesios 2:2; 1 Juan 5:19; Apocalipsis 12:9).
Jesús dijo que Satanás siempre había sido un asesino, y que es el padre de las mentiras; esto es, que es tanto el primero de los mentirosos, como el patrocinador de todas las falsedades y los engaños posteriores (Juan 8:44). Por último, se lo identifica como la serpiente que engañó a Eva en el Edén (Apocalipsis 12:9: 20:2). El cuadro general representa una maldad, malicia, furia y crueldad inimaginables, dirigidas contra Dios, contra su verdad y contra aquéllos a quienes Él les ha extendido su amor salvador.
Pablo hace resaltar la engañosa astucia de Satanás al afirmar que éste se convierte en ángel de luz, disfrazando la maldad como bien (2 Corintios 11:14). Su destructora ferocidad se manifiesta en la descripción de que es como un león rugiente, que busca devorar (1 Pedro 5:8), y como un dragón (Apocalipsis 12:9). Así como era el enemigo jurado de Cristo (Mateo 4:1-11; 16:23; Lucas 4:13; Juan 14:30; Lucas 22:3, 53), ahora es el enemigo del cristiano, siempre tratando de hallar los puntos débiles, desviando los puntos fuertes y socavando La fe, la esperanza y la integridad (Lucas 22:32; 2 Corintios 2:11; 11:3-15; Efesios 6:16).
Es necesario tomarlo en serio, porque su maldad y su astucia lo hacen temible; sin embargo, no tan en serio que provoque un abyecto terror, porque se trata de un enemigo vencido. Satanás es más fuerte que nosotros, pero Cristo lo ha vencido (Mateo 12:29), y los cristianos también lo vencerán si le resisten con los recursos que les proporciona Cristo (Efesios 6:10-13; Santiago 4:7, 1 Pedro 5:3-10). Mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4).
Reconocer que Satanás es real, tomarse en serio su hostilidad, observar su estrategia (cualquier cosa, siempre que no sea el cristianismo bíblico) y darse cuenta de que siempre estamos en guerra con él, no equivale a caer en un concepto dualista de dos dioses, uno bueno y otro malo que combate con él. Satanás es una criatura sobrehumana, pero no divina, tiene gran conocimiento y poder, pero no es omnisciente ni omnipotente; se puede trasladar de maneras que no pueden los humanos, pero no es omnipresente; además, es un rebelde ya derrotado, que no tiene más poder que aquél que Dios le permite tener, y está destinado al lago de fuego (Apocalipsis 20:10).
Extracto del libro “Teología Concisa”
Por J.I. Packer