Doctrina Bíblica – Cristo Murió Para Crear un Pueblo Celoso de Buenas Obras

 

Pasaje clave: Tito 2:14.

En la fibra misma del cristianismo está la verdad de que somos perdonados y aceptados por Dios, no porque hayamos hecho buenas obras, sino para hacernos capaces y celosos de hacerlas. La Biblia dice: «Dios nos salvó… no por nuestras propias obras» (2º Timoteo 1:9).

Las buenas obras no son el fundamento de nuestra aceptación, sino el fruto de éstas. Cristo sufrió y murió no porque le presentamos a él buenas obras, sino «para purificar para él un pueblo… celoso de buenas obras» (Tito 2:14).

Este es el significado de la gracia. No podemos llegar a estar en buenas relaciones con Dios debido a nuestras obras. Estar a bien con Dios es un regalo. Solo podemos recibirlo por fe, atesorándolo como un gran tesoro. Por eso es que la Biblia dice: «Por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe» (Efesios 2:8-9). Cristo sufrió y murió para que las buenas obras sean el efecto, no la causa, de nuestra aceptación.

No es de sorprendernos, pues, la siguiente oración que dice: «Porque somos… creados en Cristo Jesús para buenas obras» (Efesios 2:10). Esto es, somos salvos para buenas obras, no por buenas obras. Y el objetivo de Cristo no es la mera capacidad de hacerlas, sino el celo por hacerlas. Por eso la Biblia usa la palabra «celo».

Cristo murió para hacernos «celosos de buenas obras». Celo significa pasión. Cristo no murió solo para hacer posibles las buenas obras ni para producir un entusiasmo a medias. Murió para producir en nosotros pasión por las buenas obras. La pureza cristiana no es la mera evitación del mal, sino la búsqueda del bien.

Hay razones por las que Jesús pagó el infinito precio de producir en nosotros celo por las buenas obras. Él dio la razón principal en estas palabras: «Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos» (Mateo 5:16). Dios recibe gloria por las buenas obras de los cristianos. Por esa gloria Cristo sufrió y murió.

Cuando el perdón y la aceptación de Dios nos han librado del temor, del orgullo y de la avaricia, estamos llenos con el celo de amar a otros del modo que Él nos ha amado. Arriesgamos nuestras posesiones y nuestras vidas puesto que estamos seguros en Cristo. Cuando amamos a otros en esta forma, nuestra conducta es contraria al encumbramiento y a la autopreservación. La atención es, pues, enfocada en nuestro transformador Tesoro y Seguridad: Dios.

¿Y cuáles son estas «buenas obras»? Sin limitar su alcance, la Biblia quiere decir principalmente ayudar a las personas en urgente necesidad, especialmente aquellos que poseen menos y sufren más.

Por ejemplo, la Biblia dice: «Aprendan también los nuestros a ocuparse en buenas obras para los casos de necesidad» (Tito 3:14). Cristo murió para hacernos esta clase de personas, personas apasionadas en ayudar al pobre y al caído. Esta es la mejor vida, no importa cuánto nos cueste en este mundo. Ellos obtienen ayuda, nosotros obtenemos gozo y Dios recibe gloria.

Extracto del libro  “La Pasión de Jesucristo”

Por John Piper

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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