Doctrina Bíblica – Cristo Murió Para Crear Una Legión de Seguidores Crucificados

 

Pasaje clave: Lucas 9:23, Mateo 10:38.

 

Cristo murió para crear camaradas en el camino al Calvario.

Calvario es el nombre de la colina donde lo crucificaron. Él sabía que el rumbo de su vida lo llevaría allá finalmente. En realidad, «afirmó su rostro» para ir allí (Lucas 9:51). Nada ocultaría su misión de morir. Él sabía dónde y cuándo eso tenía que pasar. Cuando alguien le advirtió, en camino a Jerusalén, que Él estaba en peligro del rey Herodes, Jesús desdeñó la idea de que Herodes pudiera interceptar el plan de Dios. «Id y decid a aquella zorra: He aquí yo echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día termino mi obra» (Lucas 13:32).

Todo iba desarrollándose conforme a su plan. Y cuando el fin llegó y la turba lo arrestó la noche antes de morir, les dijo. «Todo esto sucede para que se cumplan las Escrituras de los profetas» (Mateo 26:56).

En un sentido, el camino al Calvario es donde todos encuentran a Jesús. Es verdad que Él ya ha caminado el camino, y muerto, y resucitado, y ahora reina en el cielo hasta que venga otra vez. Pero cuando Cristo encuentra una persona hoy, es siempre en el camino al Calvario, rumbo a la cruz. Cada vez que Él encuentra a alguien en el camino al Calvario dice: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame» (Lucas 9:23).

Cuando Cristo fue a la cruz, su objetivo fue llamar a una gran legión de creyentes que lo siguieran, La razón de esto no es que Jesús tenga que morir otra vez hoy, sino que nosotros debemos hacerlo. Cuando Él nos convida a tomar nuestra cruz, quiere decir, ven y muere. La cruz era un lugar de horrible ejecución. Hubiera sido inconcebible en los días de Jesús usar una cruz como pieza de joyería. Habría sido como usar una silla eléctrica en miniatura o una soga para linchamiento. Sus palabras tienen que haber tenido un efecto aterrador. «El que no toma su cruz y sigue en pos de mí no es digno de mí» (Mateo 10:38).

Hoy las palabras son solemnes. Significan por lo menos que cuando seguimos a Jesús como Salvador y Señor, el viejo yo voluntarioso, egoísta, debe ser crucificado. Debo cada día considerarme muerto al pecado y vivo para Dios. Ese es el camino de la vida: «Consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús» (Romanos 6:11).

Pero la camaradería en el camino al Calvario significa más. Quiere decir que Jesús murió para que nosotros estemos dispuestos a llevar su vituperio. «Jesús… padeció fuera de la puerta… Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio» (Hebreos 13:12-13). Pero no solo el vituperio. Si es necesario, el martirologio.

La Biblia describe algunos de los seguidores de Cristo de esta manera: «Y ellos han vencido (a Satanás) por medio de la sangre del Cordero y de la palabra del testimonio de ellos y menospreciaron sus vidas hasta la muerte» (Apocalipsis 12:11). Así que el Cordero de Dios derramó su sangre para que nosotros podamos derrotar al diablo confiando en su sangre y derramando la nuestra. Jesús nos llama en el camino al Calvario. Es una vida dura y buena. Ven.

Extracto del libro  “La Pasión de Jesucristo”

Por John Piper

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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