Doctrina Bíblica – Cristo Murió Desarmar a los Principados y a las Potestades

 

Pasaje clave: Colosenses 2:14-15, 1º Juan 3:8.

En la Biblia, «principados y potestades» pueden referirse a gobiernos humanos. Pero cuando leemos que sobre la cruz de Cristo despojó a los principados y a las potestades, los exhibió públicamente y «triunfó sobre ellas», tiene que referirse a los poderes demoníacos que afligen al mundo.

Una de las más explícitas declaraciones sobre estos poderes diabólicos está en Efesios 6:12. Allí se dice que los cristianos no luchan «contra carne ni sangre sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes».

Tres veces a Satanás se le llama «gobernador de este mundo».

Cuando Jesús se acercaba ya a la última hora de su vida dijo: «Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera» (Juan 12:31). La muerte de Jesús fue la derrota decisiva del «príncipe de este mundo», el diablo. Y como Satanás se va, con él se van todos sus ángeles caídos. Todos ellos sufrieron un golpe decisivo o derrota cuando Cristo murió.

No que dejaran de existir. Nosotros luchamos contra ellos aún ahora. Pero son un enemigo derrotado. Nosotros sabemos que tenemos la victoria final. Escomo si a un gran dragón le hubieran cortado la cabeza y estuviera revolviéndose y desangrándose antes de morir. La batalla está ganada. Pero debemos tener cuidado del daño que puede hacer.

En la muerte de Jesús, Dios estaba «anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz» (Colosenses 2: 14). Así es como Jesús desarmó los principados y potestades y los exhibió públicamente. En otras palabras, si la ley de Dios ya no nos condena, porque Cristo canceló nuestra deuda, Satanás no tiene fundamento para acusarnos.

Acusar al pueblo de Dios era la gran tarea del diablo antes de Cristo. La misma palabra «Satanás» quiere decir «adversario o acusador». Pero vean lo que sucedió cuando Cristo murió. Estas son palabras del apóstol Juan: «Entonces oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder, y el reino de nuestro Dios, y la autoridad de su Cristo; porque ha sido lanzado fuera el acusador de nuestros hermanos» (Apocalipsis 12:10). Esta es la derrota y el desarme de los principados y las potestades.

Ahora en Cristo no puede prevalecer ninguna acusación contra el pueblo de Dios. «¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica» (Romanos 8:33). Ni el hombre ni Satanás pueden hacer una acusación permanente. El caso legal está cerrado. Cristo es nuestra justicia. Nuestro acusador está desarmado.

Si trata de hablar en la corte del cielo, la vergüenza cubrirá su rostro. ¡Oh, cuán osados y libres seríamos en este mundo si buscáramos servir a Cristo y amar a las personas! No hay condenación para los que están en Cristo. Vamos a apartarnos de la tentación del diablo. Sus promesas son mentiras y su poder está desmantelado.

Extracto del libro “La Pasión de Jesucristo”

Por John Piper

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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