La Doctrina de Dios – Los Atributos Incomunicables de Dios: Introducción 2

 

Continuemos.

Los atributos divinos de independencia y omnipresencia son tal vez los que son más difíciles de ver reflejados en nuestra naturaleza, pero incluso estos se pue­den ver tenuemente reflejados en nosotros cuando nos comparamos con mucho del resto de la creación de Dios; conforme llegamos a la edad adulta, obtenemos cierto grado de independencia de otros para nuestra existencia; y, aunque no pode­mos estar en más de un lugar al mismo tiempo, tenemos la capacidad de actuar de maneras que tienen efecto en muchos lugares diferentes a la vez (esto, también, nos separa de la mayoría del resto de la creación).

Usaremos entonces las dos categorías de atributos «incomunicables» y «comu­nicables», dándonos cuenta a la vez de que no son clasificaciones enteramente pre­cisas, y que en realidad hay muchos traslapos entre ellas.

 

2. Los Nombres de Dios en la Biblia.

En la Biblia el nombre de una persona es una descripción de su carácter. De igual manera, los nombres de Dios en la Biblia son varias descripciones de su carácter. En un sentido amplio, entonces, el «nombre» de Dios es igual a todo lo que la Biblia y la creación nos dice en cuanto a Dios.

Cuando decimos al orar: «santificado sea tu nombre» como parte del Padre Nuestro (Mt 6:9), estamos pidiendo en oración que las personas hablen de Dios de una ma­nera que le honre y que reflejen correctamente su carácter. Este honrar el nombre de Dios se puede hacer con acciones tanto como con palabras, porque nuestras ac­ciones reflejan el carácter del Creador a quien servimos (Mt.5:16). Honrar el nom­bre de Dios es por consiguiente honrarle a él.

El mandamiento «No pronuncies el nombre del Señor tu Dios a la ligera» (Éx.20:7) es un mandamiento de que no des­honremos la reputación de Dios ni por palabras que hablen de él de una manera necia o equívoca, ni por acciones que no refleje su verdadero carácter.

La Biblia da muchos nombres individuales de Dios, todos los cuales reflejan al­gún aspecto verdadero de su carácter. Muchos de estos nombres se toman de la ex­periencia o emociones humanas a fin de describir partes del carácter de Dios, en tanto que muchos otros nombres se toman del resto de la creación natural. En cierto sentido, todas estas expresiones del carácter de Dios en términos de cosas que se hallan en el universo son «nombres» de Dios porque nos dicen algo verdadero en cuanto a él.

A Dios se le compara con un león (Is.31:4), un águila (Dt.32:11), un cordero (Is.53:7), una gallina (Mt.23:37), el sol (Sal.84:11), el lucero de la mañana (Ap.22:16), la luz (Sal.27:1), una antorcha (Ap.21:23), un fuego (Heb.12:29), una fuente (Sal.36:9), una roca (Dt.32:4), un escondedero (Sal.119:114), una torre (Prov.18:10), una polilla (Sal.39:11), una sombra (Sal.91:1), un escudo (Sal.84:11), un templo (Ap.21:22), y así por el estilo.

Tomando de la experiencia humana: A Dios se le llama novio (Is.61:10), esposo (Is.54:5), padre (Dt.32:6), juez y rey (Is.33:22), guerrero (Éx.15:3), arquitecto y constructor (Heb.11:10), pastor (Sal.23:1), médico (Éx.15:26), etcétera. Todavía más, se habla de Dios en términos de acciones humanas tales como conocer (Gn.18:21), recordar (Gn.8:1; Ex.2:24), ver (Gn.1:10), oír (Éx.2:24), oler (Gn.8:21), gustar (Sal.11:5), sentarse (Sal.9:7), levantarse (Sal 68:1), andar (Lv.26:12), limpiar lágrimas (Is.25:8), etcétera. A Dios se atribuyen emociones humanas, tales como gozo (Is.62:5), aflicción (Sal.78:40; Is.63:10), enojo (Jer.7:18-19), amor (Jn.3:16), odio (Dt.16:22), ira (Sal.2:5), etcétera.

Aunque Dios no tiene un cuerpo físico, la Biblia usa varias partes del cuerpo humano para describir metafóricamente las actividades de Dios. La Biblia puede hablar de la cara o semblante de Dios (Éx.33:20,23; Is.63:9; Sal.16:11; Ap.22:4), ojos (Sal.11:4; Heb.4:13), párpados (Sal.11:4), orejas (Sal.55:1; Is.59:1), nariz (Dt.33:10), boca (Dt.8:3), labios (Job 11:5), lengua (Is.30:27), cuello (Jer.18:17), brazos (Éx.15:16), mano (Nm.11:23), dedo (Éx.8:19), corazón (Gn.6:6), pie (Is.66:1), etcéte­ra.

Incluso términos que describen características personales tales como bueno, misericordioso, lleno de gracia, justo, santo, recto, y muchos más, son términos cuyo significado nos es familiar mediante una experiencia de estas cualidades en otros seres humanos. E incluso esos términos que parecen menos relacionados a la creación, tal como eternidad o inmutabilidad, los entendemos no intuitivamente sino al negar conceptos que conocemos por experiencia (eternidad es no estar limi­tado por el tiempo e inmutabilidad es no cambiar).

El punto de compilar todos estos pasajes es mostrar, primero, que en uno u otro sentido toda la creación nos revela algo de Dios y que la creación más alta, espe­cialmente el hombre que está hecho a imagen de Dios, le revela más completamente.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Teología Sistemática”

Por Wayne Grudem

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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