Devocionales Cristianos – Fe es Libertad
El profeta Elías periódicamente pasaba por la casa de una mujer, hasta que un día decidió entrar. Ella le preparó una habitación para que él descansara y se estableciera. La mujer le hizo un espacio a la Palabra de Dios, el profeta se quedó en su casa y le dijo: “De aquí a un año abrazarás a un hijo”.
Cuando le hacemos un lugar en el corazón, la Palabra prospera, sana, activa los sueños, bendice. Le dijo: “Abrazarás un hijo” y la mujer respondió: “Te estás burlando” (porque ya era de edad avanzada).
La Palabra de fe siempre romperá tu molde mental, quebrará la estructura de lo que “se puede” y “no se puede”; no es un gatito para acariciar sino un león que te despedazará. Te dirá: “Abrazarás tu sueño”, “Lograrás lo que nunca habías alcanzado”.
Hay palabras de Dios que se quedarán a vivir en tu corazón, nuestra mente podrá estar cerrada, pero esa palabra romperá todos los paradigmas que te habías formado. Te confirmará: “Podés lograrlo, prosperar, ser un buen papá, superar el abuso sexual, levantarte de la caída”.
La mente estará abierta o cerrada de acuerdo a las palabras que hayamos recibido. Muchas veces Dios trae una palabra y no la creemos, decimos “esto no es para mí”, porque en nuestra mente habrá cosas que cabrán y otras que no. En los próximos meses Dios las cambiará con palabras de bendición, y de aquí a 365 días habremos abrazado el sueño.
Aprendamos a ver con nuestros oídos. Los cristianos miramos lo que oímos, pues la Palabra es para ver. “Todo lo podés en Cristo”, debemos vernos pudiendo; “Vas a prosperar”, nos vemos prosperados.
No veo lo que ven mis ojos sino lo que oigo de parte de Dios, eso es fe. “Fe es la certeza de lo que no se ve”. Somos gente de Palabra y vemos por los oídos, por la Palabra declarada: “Dios suplirá todas mis necesidades conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.
Veo lo que oigo, y todo lo que haga me saldrá bien, Dios no me hará faltar pan en mi casa, habrá aceite, y abundancia.
“Te estás burlando de mí”, le dijo la mujer, y el profeta no respondió porque la Palabra le dinamitaría la cabeza. Muchos fueron prosperados y al tiempo no recibieron nada más, entonces dijeron: “Dios se ha olvidado de mí”. Es que recibieron prosperidad pero, al no añadir más Palabra, su mente hizo un retroceso y volvió a ser como antes. Dios nos da palabras y más palabras para adquirir un lenguaje propio hasta romper todos nuestros esquemas.
En el Antiguo Testamento, se menciona al enemigo con el vocablo “Satanás” pero Jesús trajo una nueva revelación, lo llamó “Diablo”, que significa: acusador, de falso testimonio, chismoso, crítico, mentiroso.
Mateo dice: “El sembrador salió a sembrar (semilla-palabra) echó la palabra, algunas cayeron entre espinos, otras al costado…y otras vino el diablo y las robó”.
Jesús entró al desierto y el diablo le dijo: “Si eres hijo de Dios, di (palabras)”. Y Jesús le dijo: “No sólo de pan vivirá el hombre”.
Satanás querrá robarte una Palabra con otra palabra. Él tiene poder en el infierno y lo único que puede hacer es sembrar en nuestra mente una palabra porque es ladrón y homicida.
Hay gente que oyó una Palabra y mientras oía, otra palabra le robó: “Qué vas a prosperar”, “Si siempre te fue mal”, “Si no entendés nada y tu familia está deshecha, nadie te quiso jamás”.
Pero hoy sabemos que todo es mentira, el diablo no tiene poder. Jesús es el único que tiene poder. La sangre de Cristo nos limpia de todo pecado y estamos perdonados por Jesús. El problema no es el pecado sino la necesidad de que alguien limpie las palabras equivocadas que nos dijeron. La sangre limpia el pecado y la Palabra de Dios todas aquellas palabras que nos ataron. Jesús les dijo: “¿No creéis en mis palabras…?”
Extracto del libro “60 Principios de Fe”
Por Bernardo Stamateas