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Devocional Diario – NO SEAMOS JUECES DE LOS DEMÁS

Devocionales Cristianos – No Seamos Jueces de los Demás

 

Pasaje clave: Mateo 7:1-2.

 

1. Introducción.

¿Podemos o no podemos juzgar a los demás?

Si sé que Pepe está haciendo algo incorrecto, ¿tengo que dejarlo? ¿Tengo que corregirlo? Y si hablo con él y lo corrijo ¿no lo estoy juzgando? ¿Tengo que tratarlo como si nada pasara?

¿Qué quiso decir Jesús cuando dijo “no juzguen a los demás”?

 

2. No Tenemos que ser Jueces de Nuestros Hermanos.

A. Mt.7:1. Veamos primero lo que NO significa juzgar a otros.

No significa que tenemos que hacernos los ciegos o los distraídos a las faltas o pecados de los demás. Al pecado hay que denunciarlo.

No significa que tenemos que fingir que no nos damos cuenta de sus errores. A los errores hay que corregirlos.

No significa que no podamos distinguir entre la verdad y el error, entre lo bueno y lo malo. Tenemos que discernir lo bueno de lo malo.

No significa que no podamos emitir opiniones sobre las acciones y conductas de otros. Tenemos que opinar con madurez y responsabilidad.

Entonces, ¿qué significa “no juzgar a los demás”? Significa “no ser un juez que censura”.

El “juez que censura a otros” es la persona que se levanta como un juez duro e implacable sobre los demás, para descubrir sus faltas, para buscarles fallas y para señalarles permanentemente sus errores.

El “juez que censura a otros” es un crítico ácido, negativo y destructivo con los demás. A todos les encuentra algo para criticarles, para acusarlos o para censurarlos.

El “juez que censura a otros” es la persona que siempre interpreta de la peor manera las actitudes y acciones de los demás.

Por ejemplo:

Ve a un hombre y a una mujer hablando y ya está interpretando que hay algo sexual entre ellos.

Ve a un hermano llegar tarde a la reunión y ya está interpretando que es un irresponsable.

Escucha un mensaje y con su mente juzga: “¿Éste, vivirá todo lo que enseña?”.

No importa lo mucho que te esfuerces por hacer bien las cosas, “el juez que censura” encontrará errores y defectos en todo lo que haces.

Sólo Dios es juez. Como humanos no estamos capacitados para ser jueces de otros, porque no podemos ver en sus corazones sus intenciones y motivos. Sólo podemos ver sus conductas y actuar según como ellas sean, con firmeza, pero con misericordia, recordando que somos humanos.

 

B. Mt.7:2. No solamente que no somos jueces de otros, sino que además estamos entre los juzgados. Y seremos juzgados con mayor severidad si nos atrevemos a ser un juez que censura a otros.

Si no perdonamos ni un solo error de los demás, ¿perdonarán nuestros errores?

Si somos negativos y críticos de todos, ¿seremos tratados con amor y misericordia?

Si a todos les encontramos y señalamos sus defectos, ¿qué haremos con los nuestros cuando otros los vean y los señalen?

No somos Dios. No juzguemos.

Por Edgardo Tosoni

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