VENCER AL MUNDO
El consuelo del cielo nos ayuda a mantenernos y estar de pie durante las horas oscuras, pero no es -y nunca debería ser- el enfoque del evangelio que predicamos. Las Escrituras no nos prometen que Jesús nos rescatará del mundo cuando esté a punto de vencernos, sino que por medio de Él nosotros venceríamos al mundo: «Yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo afrontarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo» (Juan 16:33); «porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria que vence al mundo: nuestra fe. ¿Quién es el que vence a mundo sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?» (1º Juan 5:4-5).
Lo que esto significa es que cuando vivimos, pensamos y actuamos como ciudadanos del Reino, podemos experimentar éxito, victoria y productividad, no en el «futuro distante», sino hoy mismo, esta semana. Significa que podemos vencer ahora mismo. No tenemos que ser o seguir siendo víctimas de nuestras circunstancias. Podemos aprovechar nuestra ciudadanía y todas sus bendiciones, derechos y privilegios que nos ayudarán a levantarnos por encima de nuestras circunstancias, o cambiarlas, o prosperar y salir adelante a pesar de ellas. La vida del Reino no es sentarse sumisamente en sometimiento y derrota delante de la arremetida de este mundo. Por el contrario, ella nos lleva adelante en confianza, avanzando violentamente en la sabiduría, el poder y la bravura que es nuestra como hijos de Dios.
Nada afuera de nosotros es mayor que lo que está dentro de nosotros. Eso fue lo que Juan quiso decir al escribir: «Ustedes, queridos hijos, son de Dios y han vencido a esos falsos profetas, porque el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo» (1 Juan 4:4). Esta es la fórmula imbatible de la victoria. Si somos vencidos por el mundo, entonces no estamos experimentando lo que el Señor quiere que tengamos. Algo nos está faltando.
Si la vida nos está golpeando duro, entonces hemos escuchado las buenas nuevas incorrectas o no hemos tenido buenas nuevas en absoluto. Las buenas nuevas son que en Cristo somos ciudadanos del Reino de los cielos, y todos los recursos de ese Reino están disponibles para ayudarnos a vivir en victoria cada día desde ahora en adelante.
EL ÚNICO EVANGELIO VERDADERO
El evangelio del Reino es el único evangelio verdadero. Todo lo demás que predicamos no es el verdadero evangelio, o al menos, no el evangelio completo. Predicar sobre Jesús es de vital importancia y es una parte esencial de predicar el evangelio del Reino, porque Él es nuestro camino al Reino. Sin embargo, solo porque pongamos nuestra fe en Jesús, no significa que automáticamente entendamos lo que es ser un ciudadano del Reino o cómo vivir como uno de ellos. Hay muchos creyentes que confían y aman a Jesús, pero nunca se les ha enseñado sobre el Reino o su verdadero y legítimo lugar dentro de él.
Jesús predicó el evangelio de Reino de los Cielos pero su mensaje no tenía nada que ver con ir al cielo. De hecho, Él predicaba lo contrario. Jesús predicaba que el cielo estaba viniendo a la Tierra; por cierto, que ya estaba aquí y que Él era su heraldo: «Ustedes deben orar así: ‘Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo'» (Mateo 6:9-10).
Extracto del libro Redescubriendo el Reino
Por Myles Munroe
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