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Parejas – UNA PREGUNTA SOBRE LA INFIDELIDAD

Matrimonios Cristianos – Una Pregunta Sobre la Infidelidad

 

Una amiga mía estuvo casada durante 9 años y al final, su esposo la abandonó por otra mujer. Considero que ella es una madre excelente y que fue una buena esposa. Pero ella insiste, una y otra vez, en que fue culpable de su fracaso matrimonial. Como consecuencia de ello, su autoestima se ha derrumbado y no logra salir del hoyo en que se ha caído. ¿En estos casos es normal esta reacción?

 

Respuesta.

Siempre me deja asombrado la actitud que con mucha frecuencia adopta el miembro de la pareja que ha sido engañado por el otro. En vez de sentir que ha sido víctima de la irresponsabilidad y el egoísmo de su cónyuge comienza a sufrir crisis de culpabilidad y de inferioridad. Es algo realmente sorpren­dente cómo la parte de la pareja que ha mantenido su integridad ante el rechazo y el abandono se encuentre a sí misma pregun­tándose: «¿De qué manera he fallado? No fui capaz de conservar interesado a mi marido… Debo parecer un trasto viejo. No valgo nada, de otra forma él no me hubiera abandonado… Yo misma lo alejé de mí… No me arreglaba lo suficiente… Además, como compañera sexual dejé mucho que desear».

La culpa de una ruptura matrimonial muy pocas veces puede recaer sobre las faltas individuales de la pareja. «Se necesitan dos para bailar el tango», dice un adagio antiguo. Y cuando se llega al extremo de un divorcio existe una buena dosis de culpa repartida entre ambos cónyuges. Sin embargo, cuando uno de los miembros de la pareja quiere justificar su conducta reprochable al ser sorprendido en adulterio, lanza sobre la otra persona una andanada de críticas interminables, exagerando los defectos de la misma, y añadiendo de su propia cosecha todo lo que se le ocurra, en contra de su pareja que ya no le interesa. Todo ello para evadir o justificar sus propios defectos y fallas. Piensa que exagerando los defectos del otro, disminuye así su propia culpa. Para un esposo o esposa que se subestiman a sí mismos, estas críticas son aceptadas como hechos verdaderos, cuando se los echan en cara. «Tiene razón. Me abandonó porque yo tuve la culpa». De modo que la víctima asume la responsabilidad del victimario. Y su sentido de dignidad personal y autoestima, se hacen polvo.

No le recomiendo a su amiga que pase el resto de sus días conservando un sentimiento de odio y rechazo al cónyuge que la abandonó, ya que la amargura y el rencor sólo traen proble­mas al que los experimenta. Semejantes a un cáncer emocio­nal que los destruye interiormente. Pero sí le sugeriría, si ella me lo permite, que examine su conducta personal con mucho cuidado. Podía tratar de contestar las preguntas que siguen a continuación:

¿Dejando a un lado mis fallas personales, valoré en verdad mi matrimonio y luché por conservarlo?

¿Buscó mi marido todas esas justificaciones porque esta­ba decidido de antemano a romper nuestro matrimonio?

¿En algún momento me mostré dispuesta a resolver los conflictos que actuaban como piedra de choque en nuestras relaciones?

¿Si hubiese cambiado en todos los aspectos como él quería, hubiera podido conservar nuestra unión?

¿Es razonable que me odie y rechace a mí misma por todo lo que ha ocurrido?

Su amiga debería conocer de qué manera el rechazo social engendra sentimientos de conmiseración y ausencia de dignidad personal en proporciones muy grandes. Y el rechazo de alguien a quien una vez amamos es el más poderoso destructor de nuestra autoestima. Su amiga necesita que la ayuden a verse a sí misma como realmente es: la víctima de una situación impredecible y no como una fracasada en el juego del amor.

Extracto del libro «Lo que las Esposas Desean que los Maridos Sepan Sobre las Mujeres»

Por James Dobson

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