Entre estrellas infinitas,
entre la luna y su plata,
entre gotas de lluvia
vivos diamantes de agua.
Entre los senderos simples
del bosque que clama, canta,
se adormece, duerme y calla,
sumergido en profundos
ocres y pardos fantasmas.
Entre la pradera verde,
extensión de esmeraldas,
cubierta de vivas flores,
rubí, azul y escarlatas.
Entre los aromas níveos
de puras rosas blancas:
¡Tu nombre! Tu nombre
naciendo en mi alma.
En el fuego del ocaso
del ardiente sol en llamas,
entre sus luces radiantes
que despiertan con el alba.
En el beso de luz y agua
del arco iris naciente,
entre sus colores nuevos
de vida y esperanzas.
En el murmullo pálido
del arroyuelo creciente.
Entre los vientos, las brisas
que acarician transparentes
a los hombres y sus vidas.
Entre escarpadas montañas
de majestad infinita:
¡Tu nombre! Tu nombre
viviendo en mi vida.
Señor, tu nombre…
Pensado en mis dias,
soñado en mis noches.
Escribí esta poesía de alabanza en 1991, en un momento muy particular de mi vida en donde estaba experimentando una nueva relación de intimidad con Dios.
Por Edgardo Tosoni
