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Sermones – John Osteen QUÉ HACER CUANDO NADA DA RESULTADO 2

Predicaciones Cristianas – Qué Hacer Cuando Nada da Resultado 2

 

Continuemos.

Pude haberme bajado del automóvil y decir, » Todos esos autos funcionan, pero el mío no». Pude decidir dejar el automóvil allí y decir, «¡bien, funcionará para los demás, pero no para mí!»

Algunas personas son así, pero no actué de esa manera. Dije, «sé que fabricaron este automóvil para que funcionara, tiene cuatro ruedas y se supone que funcione. Veo que los demás automóviles corren y el mío también va a correr.”

Llamé a un mecánico que vino y encontró que algo estaba desconectado. Se trataba de un alambre pequeño. Pensé que era tal vez algo mayor, pero era poca cosa. Pensé que tal vez tendría que devolver el automóvil a la fábrica, pero él conectó el alambre de nuevo, di vuelta a la llave, y ¡funcionó! ¡Me fui camino adelante en mi carro nuevo!

Puedes recibir enseñanzas y verdades maravillosas de uno de los ungidos de Dios. Puedes saltar ante una oportunidad y probarla, pero ¡cuando tratas de aplicar lo que has aprendido, toda la operación falla! Dices, «él me dijo que daría resultado, pero di vuelta a la llave del motor de arranque y nada sucedió». Dices, «sé que está en la Biblia, pero no, a mí no me da resultado».

A veces estos principios no obran con la facilidad que lo describen algunos predicadores. Debes aprender a cooperar con los principios de Dios. ¡Obrarán para ti! Cuando nada parece dar resultado, necesitas que Jesús te muestre tus conexiones flojas. No se trata de que la Biblia no dé resultado. ¡La Palabra de Dios actúa! Tienes que darte cuenta que si algo va mal, no se trata de Dios ni de Su Palabra, sino de ti. Tienes un cable desajustado en alguna parte.

Si estás decidido a recibir algo de Dios, necesitas investigar y descubrir tus cabos sueltos. «… porque yo apresuro mi palabra para ponerla por obra» (Jeremías 1:12).

Algunas personas quieren hacer las cosas mal y que jamás se les corrija. Se preguntan por qué Dios no obra para ellos.

Cuando buscas a Dios, crees fielmente, y tratas de aplicar la Palabra de Dios a una situación concreta, y nada parece dar resultado, lee a continuación algunas sugerencias a seguir, que te ayudarán a encontrar tus conexiones flojas.

 

1. Ante Todo, Examina tu Propia Vida.

Hace mucho tiempo un grupo de médicos que me examinaba, me diagnosticaron que necesitaba cirugía de corazón abierto. Me dijeron que si quería gozar de una larga vida y de salud, tenía que someterme a esta cirugía. ¡Esa no es la mejor noticia que puedes recibir! Se trataba de algo muy serio, fue un golpe para mí y para mi familia.

¿Qué hice? Lo primero que hice fue encender el gran proyector de Dios sobre mi corazón para examinarme y examinar mi propia vida. Quería averiguar si había pasado por alto cualquier cosa que necesitaba enmendar (Marcos 11:25).

Si sentía envidia, celos, discordia, ira o cualquier cosa contra alguien, quería saberlo. Dije: «Dios mío, examíname para conocer mi corazón, mira si mi camino se desvía, y me sentiré feliz de sacarlo a la luz» (Salmo 139:23).

Sabía que si no cerraba toda abertura, Satanás encontraría la oportunidad de entrar. Él no tiene poder alguno a no ser que se lo demos. Leemos en la Palabra «… ni den lugar al diablo» (Efesios 4:27).

Job tenía una cerca alrededor de él. El diablo tuvo que admitir la verdad ante Dios cuando dijo: «Tú mismo lo has cercado y protegido a él, a su hogar y a todo lo suyo» (Job 1:10). Una cerca es una pared que el diablo no puede atravesar.

En Job, Dios permitió que Satanás traspasara la cerca porque permitió que el temor invadiera su vida. Había una abertura. Él dijo «me sucede lo que más temía, lo que más me aterraba me acontece» (Job 3:23).

Job permitió que el temor invadiera su vida. El temor le abrió la puerta a Satanás para que entrara y tratara de destruirlo de la manera que aparece escrito.

Examina tu vida. Tienes una cerca en tu derredor. La sangre de Jesucristo está sobre ti y en tu derredor acampan los ángeles del Señor. El Señor va delante de ti, y Su bondad y lealtad te seguirán todos los días de tu vida (Salmo 23).

Debajo de ti están los Brazos Eternos. Esa cerca que tienes alrededor tuyo, la pueden romper la ausencia del espíritu de perdón, los celos, la envidia, la discordia, la mezquindad, la codicia, la lujuria, los deseos impuros, o cualquier pecado no perdonado.

(CONTINÚA…)

Por John Osteen

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