1. Quienes se encuentran cerca del líder determinan el nivel de éxito de ese líder.
Lo opuesto también es verdad: quienes están cerca del líder determinan su nivel de fracaso.
En conclusión: Las personas que están cerca de mí “me levantan o me aniquilan”.
2. Piensa en las personas de tu iglesia, empresa o negocio (especialmente en aquellos que podrían llegar a ser tus líderes), y responde sinceramente estas preguntas:
A. ¿Las estoy formando?
B. ¿Están creciendo?
C. ¿Tengo un plan de crecimiento para sus vidas?
D. ¿Son capaces de ayudarme en mi carga?
3. Por ejemplo: Si hay un problema, un “incendio” en la iglesia, el líder es a menudo el primero en entrar en escena. Tiene en sus manos dos recipientes: uno contiene agua y el otro gasolina. El “incendio” se convertirá en un problema mayor si lanza la gasolina, o se extinguirá si utiliza el balde con agua.
En conclusión: Cada líder potencial y cada persona de la iglesia, empresa o negocio, también trae consigo dos baldes. La pregunta que el líder debe hacerse es: “¿Las estoy formando y entrenando para usar el agua o la gasolina?”.
Por John Maxwell
Adaptado por Edgardo Tosoni
