Familias Cristianas – Inculcarles a Nuestros Hijos el Deseo de Aprender

 

El colegio fue una experiencia aterradora para mí, socialmente, pero obtener A era fácil. Por ello, nunca pensé en orar para que mis hijos tuvieran la habilidad o motivación, para aprender. Eso fue así, hasta que nos percatamos de que uno de mis hijos presentaba un tipo de dislexia. Como el niño era inteligente, despierto y excepcionalmente dotado, nunca cruzó por mi mente la posibilidad de dificultades en el apren­dizaje. Sin embargo, el colegio era una lucha desde el comien­zo, y nosotros no comprendíamos lo que sucedía hasta que en tercer grado, le fue diagnosticada esa dificultad.

Aunque han existido muchos momentos de tristeza a causa de ello, las oraciones nos han sustentado en el camino. Mi esposo, nues­tros compañeros de oración y yo, continuamos orando para que este hijo sea sanado totalmente o quede en completa paz con este asunto y lo acepte como parte de su maravillosa singularidad.

Por supuesto, de una manera u otra, todos tenemos deficien­cias. Gracias a Dios que Él compensó nuestras deficiencias con su fuerza. Su Palabra dice: «no que seamos competentes por nosotros mismos para pensar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios» (2º Corintios 3:5). ¡Eso es tan cierto! Dios ha llevado a nuestro hijo con éxito, a través de cada año de colegio, y en el proceso todos aprendemos que el conocimiento y la comprensión verdadera comienzan con, y provienen del Señor.

La Biblia nos enseña que la sabiduría empieza con una reverencia a Dios y a sus caminos. Si recibimos sus palabras y atesoramos sus mandamientos en nuestro corazón, si traba­jamos intentando comprender y le pedimos al Señor que nos ayude a lograrlo, si buscamos conocimiento con tanto fervor como haríamos con tesoros ocultos, entonces encontraremos el conocimiento de Dios (Proverbios 2:1-12). ¡Y qué vasto conocimiento es ese! Es tan grande, que de hecho, es un escudo que nos libra y protege del mal.

La habilidad y el deseo de aprender no puede ser tomado a la ligera. Aun cuando nuestro hijo está en el vientre, pode­mos orar: «Señor, deja que este hijo sea formado perfecta­mente, con mente y cuerpo buenos, fuertes, saludables y que sea enseñado por ti siempre». Mientras más temprano comen­cemos a orar, por supuesto que será mejor, pero no importa la edad de tu hijo, tus oraciones harán una diferencia positiva y permanente.

 

Oración por tu Hijo.

“Señor, yo oro para que (nombre del niño) sienta una profunda reverencia hacia ti y tus caminos. Que él (ella) guarde tu Palabra en su corazón como un tesoro, y vaya tras el conocimiento, como se anhela el oro o la plata. Dale una mente sana, un espíritu manso, y la habilidad de aprender. Incúlcale el deseo de adquirir conocimiento y habilidad y que pueda disfrutar el proceso.

Sobre todas las cosas, yo oro para que él (ella) sea enseñado por ti, porque tu Palabra dice que cuando esto sucede, ellos son guardados en paz. Tam­bién has dicho: » El temor del Señor es el principio de la sabiduría; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción» (Proverbios 1:7). Que él (ella) nunca sea insensato y se aleje del aprendizaje, sino más bien que busque en ti el conocimiento que nece­sita.

Clamo para que él (ella) respete la sabiduría de sus padres y esté dispuesto a ser enseñado(a) por ellos. Que también tenga el deseo de ser instruido por los maestros que tú traigas a su vida. Escoge cada uno, Señor, y que sean personas piadosas de los cuales él (ella) pueda aprender con facilidad. Aleja de su vida cualquier maestro que pudiera ser una mala influencia o crear una experiencia de aprendizaje mala. Que encuentre favor con sus profesores y tenga buena comunicación con ellos.

Ayúdale a avanzar en el colegio y a desenvolverse bien en cualquier clase que tome. Hazle suave el camino del aprendizaje y no algo con lo que tenga que afanarse y luchar. Conecta todo en su cerebro según es correcto, para que tenga clari­dad de pensamiento, organización, buena memoria y fuerte habilidad de aprendizaje.

Yo digo a él (ella) de acuerdo a tu Palabra:» Apli­ca tu corazón a la enseñanza, y tus oídos a las palabras de sabiduría» (Proverbios 23:12). «…que el Señor te dé entendimiento en todo» (2º Timoteo 2:7). Señor, capacítale a experimentar el gozo de aprender más de ti y tu mundo«.

Extracto del libro “El Poder de los Padres Que Oran”

Por Stormie Omartian

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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