Familias Cristianas – Cuando un Padre Reconoce a su Hija 2
Continuemos.
2. El Padre Pasivo.
Es el que no asume su rol. Es el padre a quien la hija le pierde el respeto porque, aunque está biológicamente, no está espiritual ni emocionalmente. Son los papás depresivos que lo único que hacían era ponerse a contar la historia de su familia y llorar; mirar por la ventana con un vaso de whisky en la mano y con una nostalgia que ni podían explicar, se ponían a llorar. Querían tener un rol activo pero nunca tuvieron absolutamente nada.
Sus hijas nunca fueron validadas y por esta falta van a recurrir a la seducción. En su mente, inconscientemente dicen: «Como nunca fui deseada por papá, ahora voy a hacer que los hombres me deseen», y se transforman en esas histéricas, come hombres, están con un hombre pero les gustan todos. Son seductoras por naturaleza, ya sea en su conducta o en su hablar, porque en el fondo tuvieron un papá pasivo que nunca las validó, y se dicen que si logran que un varón las desee, van a sentirse recuperadas de lo que su padre nunca les dio.
3. El Padre Dominante.
Son aquellos padres que insultan, maltratan, quieren ser venerados y adorados, pero más que padres son carceleros, más que pedir, demandan. Y van a destruir lentamente la estima de la hija, que va a terminar siendo la sumisa, porque su estima fue destruida por ese padre que siempre pegaba y maltrataba.
Muchas mujeres fueron violadas repetidas veces por su padre biológico; nunca han sido abrazadas o acariciadas sino que las tocaban sólo para destruirlas. Se han vuelto sumisas y van a repetir su historia buscando alguien que las maltrate o, por el contrario, se transformarán en esas mujeres dominantes que se han propuesto que nadie más les destruirá la vida. En consecuencia, se hacen brujas, manipuladoras, mentirosas, histéricas en el peor sentido de la palabra. Son complicadas, nada les viene bien, nunca quedan satisfechas; van por la vida con una máscara gigante, no saben pedir, gritan, quieren imponerse, quieren hacer valer su opinión como sea, y caminan por la vida diciendo: «No necesito más nada de nadie, pero a mí nadie me va a volver a pisotear».
4. El Padre Idealizador.
Son los papás que tuvieron a la hija como la preferida, como la favorita. Parece que validaron pero nunca lo hicieron, transmitieron la imagen de: «Nadie es como yo, hija»; «Yo soy el mejor papá». La hija en vez de ser hija era esposa. Sus hijas son mujeres que hablan muy bien de su papá, dicen que es maravilloso, que nunca habrá nadie como él. Estas mujeres cuando van al trabajo buscan acostarse con su jefe, porque necesitan sentirse poderosas, van a buscar lugares de poder porque como tuvieron un lugar especial en el corazón del papá, no pueden pasar desapercibidas. Van a buscar gente importante con quien poder acostarse, con quien poder hacer algún vínculo que las haga sentir nuevamente que son las mujeres especiales de ese hombre. Se sintieron favoritas y quieren tener lo mismo que con el papá. Anularon su feminidad para agradar a su papá porque él fue lo máximo.
Cuando falta validación tu búsqueda interpersonal siempre se quiebra, siempre vas a elegir equivocadamente como Lea, tu autoestima se va a romper, y tu sensación de seguridad interior se va a deshacer.
Débora, en la Biblia, representa una mujer que fue validada. Fue jueza y profeta. Fue a buscar a un hombre llamado Barac, al jefe de un ejército, para darle un mensaje de autoridad. Esto significa que Dios va a levantar a mujeres Débora, que tendrán capacidad de liderazgo, que no temerán ir a motivar a otros, mujeres que inspirarán a otros para ir a la guerra, los tomarán y les dirán: «Donde estás no es el lugar que Dios tiene para tu vida, el lugar para tu vida es el lugar de tu victoria».
Cuando Barac recibió la palabra de ir a la guerra, dijo que iría a la guerra pero si Debora iba con él. Estaba todo el ejército listo y él le preguntó a Débora qué decía el Señor. Asi dice el Señor: «Ve adelante». Cuenta la historia que ella profetizaba debajo del árbol. El árbol representa la comodidad. Pero ella salió debajo del árbol, se paró al frente de la batalla y dijo lo mismo que había dicho al pie del árbol.
Enseñanza: Dios va a levantar mujeres que van a ser guerreras, que no van a decir en los momentos de bendición una cosa y en tiempos de dificultad otra. Mujeres con espíritu firme que van a decir: «Lo que dije en bendición, lo digo en medio de mi conflicto: Dios está conmigo». Dios pondrá el espíritu de Débora en las mujeres y serán motivadoras. Hablarán la Palabra de fe en las buenas y en las malas.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro “Emociones Lastimadas”
Por Bernardo Stamateas
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