El vudú.

Algunos autores, especialmente cubanos, nos refieren casos de violencia, incestos, asesinatos, de perturbaciones mentales relacionados directamente con la práctica de brujería especialmente en Santo Domingo, Haití, Jamaica y Guatemala. Si tuviésemos que buscar un origen histórico de la brujería y la hechicería tendríamos que remitirnos a las traídas por los esclavos africanos. Cuando los conquistadores españoles (portugueses, ingleses y franceses), explotaron a los indios propios de América, decidieron cambiar de esclavos tra­yendo a los negros importados del África; trajeron con ellos no solamente la fuerza sino también todas las supersticiones propias de aquel país.

Justamente el brujo es aquel que mediante sus ritos intenta forzar «a su divinidad». En la práctica del vudú existe un sincretismo entre los santos católicos y los dioses africanos. El sapo y los cauriste ifá pueden estar junto con el crucifijo, los hierros de ogum y (a piedra de changó con las imágenes de santos y así. Sus ceremonias están acompañadas de baile y canto, con tambores rituales, alcohol y otros instrumentos.

La finalidad de estos ritos es «dar» o «montarse el santo», lo que significa incorporar un espíritu. En nuestro libro anterior Endemoniados de esta misma editorial hemos desarrollado extensamente lo que sucede en la Macumba, sea venido de la umbanda, quimbanda o candomblé, por esto mismo no diremos nada al respecto.

La palabra vodum viene de vodú que quiere decir santo en las lenguas dei dahomey y en estas regiones predomina el culto a la serpiente sagrada. Aún hoy el vudú haitiano reverencia la serpiente. En dichos cultos encontramos dioses para el trueno como chango, el dios del hierro como ogun, dios del mar como olocum, diosa del río Obá, como obá, dios de los cazadores como Ochosí, etc. El dios de los muertos y los cementerios es el varón samedi, espíritu favorito del dictador Duvalier. A los discípulos o iniciados se los conoce como «hijos del santo».

Según algunos historiadores nos refieren que hace algunos años el general Quebrau jefe militar había hecho un acuerdo político con Trujillo para derrocar al dictador Francois Duvalier. Trujillo pondría los recursos y Quebrau la lucha armada. Duvalier apeló entonces a los espíritus del diablo y lanzó públicamente una maldición contra Quebrau, el cual se encomendó a su santo favorito varón samedi, dios de los muertos y los cementerios; a los cuatro días de sufrir la maldición, Quebrau murió. Incluso está el rumor de que los animales hablan con Duvalier y le comunican cuanto se dice de él. Duvalier no contradice ninguno de estos rumores, él es médico antropólogo y autor de muchos libros sobre vudú.

El brujo tiene una triple función, la de sacerdote, agorero y hechicero; incluso llega a tener funciones médicas frente al pueblo. Cuando una persona recurre al brujo, éste escucha su historia, su motivo de consulta y prescribe una limpieza que obviamente debe ser pagada con una ofrenda a los santos, tira los caracoles, ve lo que dice la ceniza, el collar de ifá y prescribe un tratamiento basado en ritos, sea el sacrificio de un animal o confección de un embó (hechizo) para contrarrestar otro embó que le hayan hecho. Lo que los cubanos llaman «embó», nosotros lo llamamos brujería. Así empieza la persona a involucrarse con espíritus demoníacos.

Los objetos utilizados en el «trabajo».

Entre los objetos utilizados para hacer «trabajos» encontramos gran variedad como por ejemplo: el sapo, la ruda, la víbora, la sangre, la saliva, las uñas, los cabellos, la cera y otros tantos para realizar amuletos, talismanes o como vehículos para confeccionar algún trabajo, algún maleficio, algún contramaleficio.

El sapo será el vehículo por donde se proyectará el daño que se desea hacer a través de la combinación con otros elementos, como por ejemplo, cabellos de quien se quiere dañar, objetos personales junto con el sapo el cual se pinchará con alfileres.

Como dijimos, otro elemento frecuente de utilizar en los trabajos de brujería y de vudú son los restos de las velas o una vela clavada con alfileres como aquella encontrada en Santiago del Estero pinchada con 5 alfileres distribuidos en distintas posiciones sobre la vela. Los alfileres representaban los deseos que serían satisfechos a medida que la vela fuese quemándose y a medida que los alfileres fueran cayendo significa que los deseos pedidos al brujo se cumplirían.

En cuanto a los trabajos con los sapos conocemos por experiencia, casos en los que se habían introducido fotografías de la víctima dentro de un sapo al cual se suturó y enterró aún con vida, o también de encender velas negras y dejarlas consumir durante toda la noche; o fotografías de muertos con pinchaduras de alfileres y atadas con cintas de colores; y otras fotos unidas del consultante con la persona amorosa con la cual deseaba estar; es decir ésta como un símbolo de matar al marido (fotos pinchadas) y que ella pudiese conquistar a su amor imposible (foto unida con la foto de la amante).

Extracto del libro Ocultismo y Sanidad Interior

Por Bernardo Stamateas

Lee El Sentido del Trabajo Ocultista

Artículo anteriorSanidad Interior – EL «SENTIDO» DEL TRABAJO OCULTISTA
Artículo siguienteSanidad Interior – EL «TRABAJO» OCULTISTA
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre