Devocionales Cristianos – ¿Obediencia o Rebeldía?
¿Cómo cantaría si en el culto de hoy Jesús estuviera presente?
¿De qué forma me comunicaría por face si Cristo leyera mi estado?
¿Cómo me conduciría en mi trabajo si Jesús fuera allí conmigo?
Todas estas preguntas para cualquier creyente tiene una respuesta: en el culto adoraría fervientemente, en el face no escribiría tonterías y en el trabajo sería justo y correcto. También todo creyente descubriría que todas las preguntas tiene una misma obviedad: Cristo siempre está… Él está en cada reunión donde dos o tres se reúnen en su nombre, Él sabe todas mis cosas y El camina cada instante de mi vida.
A este aspecto, que Cristo siempre está, es al que Pablo apela cuando dice: “Ya que han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la derecha de Dios. Concentren su atención en las cosas de arriba, no en las de la tierra, pues ustedes han muerto y su vida está escondida con Cristo en Dios. Cuando Cristo, que es la vida de ustedes, se manifieste, entonces también ustedes serán manifestados con él en gloria”. (Col 3:1-4)
Pablo piensa que es argumento suficiente lo que decimos creer para vivir lo que Dios nos pide. Puesto que Cristo es nuestra vida, nuestra atención debería estar en las cosas donde Él está. Punto final.
¿Crees que él se manifiesta en la comunión con el cuerpo de Cristo? Si, la respuesta es sí, no necesito gastar mi tiempo en demostrarte que tienes que congregarte.
¿Crees que Él está contigo cada momento? Si es así, pecar es una locura, cuando Cristo me está mirando.
El mayor problema de este mundo es que no conoce a Cristo y el mayor problema de los cristianos es que conociendo a Cristo vivimos como si El no viera lo que hacemos. Hablamos, noviamos, twiteamos, pensamos, soñamos y más creyendo que por el hecho de ser cristianos no importa como vivamos. Lo cierto es que, la historia de Israel lo enseña, que ser su pueblo implica el compromiso de vivir de acuerdo a su normativa y que es mejor no conocer a conocer y no obedecer. Digo que hay creyentes que se sorprenderán cuando despierten de su encantamiento de que pueden hacer lo que les plazca y entonces pensaran que fueron olvidados por Dios, cuando la realidad es que ellos se olvidaron que Dios estaba a su lado cuando vivían como quien no le conoce.
Leí un estado hace unos meses en el año pasado que decía: “Dios me va a dar mi recompensa” y abajo sus amigos ponían: “Claro que sí, eres buena gente, tiras buenas vibras, te lo mereces, si nosotros también lo creemos…” Recuerdo haber pensado que mientras no entendamos lo que significa Conversión, Arrepentimiento y Vida Nueva nuestro cristianismo está herido de muerte por la liviandad.
Los religiosos del siglo I creían que ellos eran lo mejor y Jesús les dijo:
“¿Qué les parece? —continuó Jesús—. Había un hombre que tenía dos hijos. Se dirigió al primero y le pidió: “Hijo, ve a trabajar hoy en el viñedo”. “No quiero”, contestó, pero después se arrepintió y fue. Luego el padre se dirigió al otro hijo y le pidió lo mismo. Éste contestó: “Sí, señor”; pero no fue. ¿Cuál de los dos hizo lo que su padre quería?
—El primero —contestaron ellos. Jesús les dijo: Les aseguro que los recaudadores de impuestos y las prostitutas van delante de ustedes hacia el reino de Dios. Porque Juan fue enviado a ustedes a señalarles el camino de la justicia, y no le creyeron, pero los recaudadores de impuestos y las prostitutas sí le creyeron. E incluso después de ver esto, ustedes no se arrepintieron para creerle” (Mateo 21: 28-31).
Así que mi desafío hoy es vivir lo creo y ser sensible a que Él está presente en cada circunstancia y cada pensamiento.
Señor hazme experimentar tu presencia en mi tan evidente que no pueda menos que agradarte y obedecerte. Líbrame de la obediencia descarnada de experiencia, pero ayúdame a obedecer aun cuando no sienta nada. Que es mejor ser obediente que ser un rebelde.
Por Daniel Cattaneo
