Maestros de Niños – Ayudas Para Entrar en el Mundo del Niño 1

 

Continuemos.

Estaba preparándome para un viaje que tendría una duración de seis semanas. Que­ría de alguna forma mantener contacto con los alumnos de mi clase de escuela domini­cal, aunque otra maestra me reemplazaría du­rante mi ausencia. El último domingo antes de mi viaje, repartí papel y sobres y pedí que me hicieran un favor.

—Quiero estar orando por ustedes duran­te mi viaje —les expliqué—. Así que estoy pi­diendo que cada uno me anote algunos moti­vos de oración. Quiero que sean cosas perso­nales o de sus familias, porque quiero apo­yarlos con mis oraciones. Prometo que no voy a contar a nadie lo que me anoten. Será un secreto para ti, para mí y para Dios.

Más tarde, en mi casa, leí lo que habían escrito. Pero me sor­prendió la lista de una de las niñas. Había anotado 9 motivos de oración muy persona­les, algunos que los expresaban casi con palabras de desesperación, y varios que tenían que ver con situaciones dentro de su familia.

No tuve oportunidad de hablar personalmente con ella antes de salir de viaje, pero la llamé por teléfono para asegurarle que iba a tener muy presente sus pedidos. El domingo que llegué de vuelta, ella y sus dos amigas me busca­ron después de la reunión.

—¿Podemos hablar contigo? —me preguntaron con insistencia—. ¡Queremos contarte cómo Dios contestó tus oraciones y otras cosas más!

Disfruté de mi charla con ellas y me sentí honrada por poder ser parte de sus vidas de esa manera y de saber cómo Dios había contestado algunas de las peticiones. Volviendo a mi casa ese día pensé: «Hubiese perdido esa oportunidad si no entraba en su mundo utili­zando las listas secretas de motivos de oración».

El mundo del niño de hoy está lejos de ser un mundo de inocencia y felicidad. Algunos psicólogos hablan de la desaparición de la etapa de la niñez. El niño hoy en día se siente cada vez más presionado para poseer más cosas, para tener más experiencias diversas y para imitar los modelos de la juventud en la moda, el entretenimiento y hasta en las relaciones íntimas con el sexo opuesto. Esto hace que su frágil autoimagen enfrente cada vez más desafíos difíciles de superar y, como consecuencia, él se crea cada vez más incapaz.

El maestro de la Escuela Dominical puede ofrecerle al niño un refugio seguro en donde él pueda descargar sus ansiedades y preocupaciones, y donde pueda sentirse amado y acepta­do por lo que él es. ¿Cómo llegar a ser este refugio para el niño? No es tarea fácil, porque el niño, fiel a las características de sus etapas de desarrollo, no es muy comunicativo en cuanto a sus problemas.

Para penetrar ese aislamiento, es imprescindible establecer una base de confianza con el niño, al que, una vez establecida, ofrecerá el privilegio de comunicarse con él en niveles más profundos. Este proceso de ganarse la confianza del niño se inicia con conversaciones de temas generales relacionados con el colegio, la familia, los amigos, la música, los programas de televisión, los videos o los deportes, temas que de por sí le intere­san y establecen las bases de una buena comunicación.

En todas estas conversaciones, no importa lo trivial que le puede parecer al maestro el tema, debe escuchar con respeto y atención mostrando un interés genuino en las cosas del niño. De esa forma, se gana su confianza.

Pero, ¿qué del niño que está en crisis? ¿Cómo acercarse al niño en el que el conflicto en su hogar y la confusión que éste produce están siendo reflejados en conductas conflictivas y actitudes difíciles de tolerar?

¿Se puede llegar a la vida interior de un niño cuando su mundo se está desintegrando por la separación de los padres o por la muerte de algún ser querido? ¿Cómo se habla con un niño enfermo o deprimido?

Una posible respuesta a estos interrogantes sería resignarse a dejar las cosas como están y decidir que no es problema de uno, o que los momentos de crisis en la vida del niño pronto van a pasar. Sin embargo, Jesús no dejaría sólo a ningún niño que sufre. Sus palabras: «Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan», sigue siendo nuestra meta en todo el trabajo con ellos.

El Señor quiere usar nuestros brazos para levantarlos, nuestras bocas para alentarlos y bendecirlos y nuestros oídos para escucharlos. Por supuesto, necesitamos ayu­da para saber hacer esto eficazmente. De allí que presento a continuación algunas técnicas que pueden ayudarnos a entrar en el mundo del niño para acompañarlo de diferentes mane­ras.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Más Que Maestros”

Por Betty S. de Constance

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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