Estudios Bíblicos – El Reino de Dios en el A. T. 3

 

Continuemos.

Una vez estuve explicando esto de los dos picos de profecía en una clase de Antiguo Testamento. Me hicieron otra pregunta importante: Si los del Antiguo Testamento vieron los dos picos como uno, ¿cómo sabemos si el pico futuro hacia el cual todavía miramos es sólo uno o si serán también más de uno? La segunda venida y la institución definitiva del reino futuro de Dios, ¿será un pico o sucederá en varias etapas con “valles” entre las etapas?

La pregunta señala la diferencia básica entre el premilenialismo y el amilenialismo, que son los dos enfoques de interpretación de profecía más comunes en las iglesias hoy día. El premilenialista cree que la segunda venida y el fin de nuestra era sucederá en varias etapas; el amilenialista piensa más en un solo pico, que cuando Cristo venga será la culminación de toda la profecía. Lo más importante es que los dos están esperando la venida de Cristo que puede suceder en cualquier momento.

Volvamos a la primera pregunta, ¿cómo entendieron el reino de Dios los judíos del tiempo de Jesús?

Ellos tenían el Antiguo Testamento en que se encuentran las profecías que hemos mencionado. El mismo Antiguo Testamento incluye pasajes llamados “apocalípticos”. Es decir, hablan del fin de esta época: Dios establecerá su reino de manera cataclísmica, violenta y con señales cósmicas.

Estos pasajes se encuentran en varios libros: algunos salmos, en Isaías, Jeremías, Sofonías, Ezequiel y Daniel. Nótese las semejanzas entre estos pasajes (por ejemplo Isaías 24.27; o partes de Ezequiel) con el Apocalipsis de Juan en el Nuevo Testamento.

En el tiempo posterior del Antiguo Testamento, especialmente en los dos siglos antes de Cristo, surgieron del pueblo judío otros escritos apocalípticos que enfatizaron, y exageraron, esta intervención catastrófica de Dios. Él va a destruir a sus enemigos e imponer su reino justo. Así la gente esperaba una intervención de Dios para liberar al pueblo de los romanos e instalar su reino glorioso. Muchos pensaban que él lo haría a través del Mesías, un Mesías político y vencedor.

Nótese cómo el Targum de Miqueas traduce 4.7: “Yavé reinará como rey”, “El reino de Dios será manifiesto.” En Reina Valera Miqueas 4.7 dice: “Y Jehová reinará sobre ellos en el monte de Sión desde ahora y para siempre.”

(Los “Targum” son paráfrasis Arameas del Antiguo Testamento Hebreo. Muestran cómo los judíos interpretaron estos pasajes).

Jesús no rechazó todo el énfasis apocalíptico. De hecho el Nuevo Testamento también continúa con algunos de los mismos elementos. Pero Jesús no siguió ni la línea de los apocalípticos ni la línea legalista de los fariseos. Las dos líneas tienen su base en el Antiguo Testamento, pero ambas se habían desviado y habían ido a extremos.

Jesús hizo una combinación sana de las dos; volvió a la verdadera intención del Antiguo Testamento. Su enseñanza realmente ayudó a “desapocaliptizar” el ambiente, aunque afirmó las enseñanzas del Antiguo Testamento sobre el reino. También Jesús “deslegalizó” el énfasis farisaico de las Escrituras, pero afirmó su autoridad y la importancia de obedecer a Dios.

Con este trasfondo, uno puede empezar a escuchar lo que Jesús enseñó sobre el reino de Dios. La enseñanza del Antiguo Testamento sobre el reino es importante y continúa todavía vigente; pero debemos entenderla en el marco del Nuevo Pacto y a la luz de la enseñanza de Jesús y todo el Nuevo Testamento. Pero este desarrollo del reino de Dios en el Nuevo Testamento lo dejamos para otro artículo.

 

Conclusión.

¿Qué importancia tiene para nosotros esto? Quiero señalar varias enseñanzas que debemos aprender de lo dicho:

1. Todo el énfasis en el reino de Dios destaca que él es Señor sobre todo. Toda la creación, todas las naciones, todos estamos bajo el señorío de Dios. Nos toca reconocerlo.

2. La visión del reino de Dios también indica que Dios tiene un plan. La creación, el universo, la historia, tienen una meta, y Dios nos guía hacia esta meta.

3. Que el plan de Dios se expresa en lenguaje de un reino y precisamente el reino davídico, viene a ser como patrón por el reino de Dios. Sugiere un gran cosa: que Dios en su plan, incorpora decisiones humanas, decisiones de sus hijos, que toma en serio la creatividad del hombre. La historia es un diálogo entre Dios y el hombre.

4. La Biblia destaca que el plan de Dios se centra en el Mesías. Nuestro Señor Jesucristo es el centro del reino de Dios.

5. Como discípulos de Cristo, llamados por Dios, somos parte de este gran plan de Dios. ¡Qué privilegio! ¡Qué futuro glorioso!

6. Debemos conocer las profecías, pero no debemos caer en el error de los fariseos que estaban tan seguros que ellos tenían la única interpretación correcta de las Escrituras. Pero cuando vino el Mesías no lo reconocieron. Tocante a las profecías, debemos indagar (sin caer en “ciencia ficción”), y usarlas, pues enfatizan la gloria de Dios; pero debemos estar abiertos a cómo Dios quiere cumplirlas y lo que el Espíritu Santo quiere enseñarnos a través toda la palabra de Dios.

Por Mervin Breneman

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