el-mensaje-que-nos-ha-sido-dadoEvangelismo – El Mensaje Que se Nos ha Encomendado 4

 

Continuemos.

Esto me recuerda que en cierta ocasión un evangelista, a quien Dietrich Bonhoeffer hubiera llamado de «gracia bara­ta», dijo desde el pulpito:

—Levanten la mano todos los que quieren ir al cielo.

Toda la congregación que se hallaba reunida bajo aquella carpa levantó la mano, excepto un borracho que estaba sentado en la última banca. El predicador lo vio, y queriendo tener un éxito total, le preguntó:

—Amigo, ¿quiere usted ir al cielo también?

—Sí, pastor —el borracho le respondió—, pero en el otro viaje. ¡Este va muy lleno!

No provoquemos los resultados rebajando las demandas del evangelio. Prediquemos el mensaje sin componendas, y el Espíritu Santo honrará con resultados de calidad y cantidad eterna al mensaje y al mensajero suyo.

 

2. El Mensaje Que Debemos Predicar.

Vienen a mi memoria dos pasajes de las cartas que el apóstol Pablo escribió a los Corintios: «Me propuse no saber entre vosotros cosa alguna sino a Jesucristo, y a éste crucificado» (1 Corintios 2.2). Y «porque no nos predicamos a nosotros mismos, sino a Jesucris­to como Señor, y a nosotros como vuestros siervos, por amor a Jesús» (2 Corintios 4.5).

En estos pasajes Pablo habla de dos cosas: lo que Cristo hizo y lo que Jesús es. El mensaje evangelístico, como una moneda de dos caras, debe incluir las dos, porque ambas son realidades de un mismo hecho: el insondable amor de Dios por cada hombre y mujer del mundo.

 

A. Lo Que Cristo Hizo.

El apóstol Pablo hace una declaración solemne con respec­to a Cristo y su obra: Cristo murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras, fue sepultado y resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras (1 Corintios 15.3-4).

Está declarando el hecho histórico. Cristo existió, vivió, se hizo hombre. En un momento dado el Verbo se hizo carne y habitó (o puso su tabernáculo) en medio de nosotros. «Si alguno niega que Cristo vino en carne», afirma sin vacilación, «el tal no es de Dios». Es fundamental para la declaración kerigmática del evangelio que se proclame esta verdad: Cristo es verdadero Dios y verdadero hombre. Como hombre, Cristo se humilló hasta lo máximo, bajó a las más terribles profun­didades de la naturaleza humana, conoció las crisis y reali­dades de vivir preso en su propia carne, experimentó hambre, calor, frío, sueño, cansancio y sed. Tuvo que viajar como todos, caminar como todos, sudar como todos. No hubo una sola realidad de la naturaleza humana que no fuera encarna­da por Jesús.

La naturaleza humana de Cristo en nada fue distinta de la naturaleza humana del amado lector que ahora pasa sobre estas páginas… ¡excepto el pecado! Su existencia histórica es tan real, tan genuina, tan imposible de negar, que la historia misma de la humanidad está dividida en dos grandes etapas: antes de Cristo y después de Cristo. En una de sus más famosas obras, el gran historiador Will Durant dice que «es más fácil dudar de la existencia de Napoleón Bonaparte como un hecho histórico, que de la existencia de Jesús de Nazaret como un hombre real».

Y está declarando también el hecho teológico, que es la implicación de su vida y su muerte en el plan de Dios, y la manera como todo ello afecta a la humanidad: «Murió por nuestros pecados conforme a las Escrituras». La vida de Cristo no es solo la de un hombre perfecto que se estanca al nivel del educador, político, maestro, filósofo o filántropo. Si bien estas características se dan en Él, no están allí por sí mismas, sino como un medio para alcanzar un fin mucho mayor en beneficio de todo ser humano que le reconozca como Señor. La vida de Cristo es un ejemplo que sus seguidores debemos imitar. Con su manera de vivir derrotó a Satanás, y con su manera de morir lo «exhibió públicamente» como a un derro­tado, a la vez que abría el camino de entrada al Lugar Santísimo, la presencia misma de Dios.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de su Presencia”

Por Alberto Mottesi

Lee El Mensaje Que se Nos ha Encomendado 4

Artículo anteriorEvangelismo – A. Mottesi EL MENSAJE QUE SE NOS HA ENCOMENDADO 4
Artículo siguienteEvangelismo – A. Mottesi EL MENSAJE QUE SE NOS HA ENCOMENDADO 2
Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingresa para comentar!
Por favor ingresa tu nombre