el-mensaje-que-nos-ha-sido-dadoEvangelismo – El Mensaje Que se Nos ha Encomendado 2

 

Continuemos.

¡Hemos perdido de vista el mensaje! Lo hemos rebajado todo para obtener un simple pasaporte para ir al cielo, y evitarnos una tremenda quemada en el infierno. No soy simplista, y no me burlo de estas dos realidades, pero para muchos predicadores el mensaje se reduce a eso: «Sálvese del infierno y váyase para el cielo». ¿Acaso la vida cristiana no tiene implicaciones muy profundas aquí abajo en la tierra?

Dígame si no es cierto. ¿Cuántas veces hemos oído, y seguramente tendremos que oír aún, una invitación evangelística donde el predicador dice: Jesús dice hoy: «Venid a mí todos los que estáis cargados y cansados, y yo os haré descansan.

Sí, sí, Jesús lo dijo así. ¡Pero eso no fue todo lo que dijo! Además de eso dijo: «Tomad mi yugo sobre vosotros, porque mi carga es liviana». ¿Se da cuenta? Una cara de la moneda habla del descanso (o la libertad) de no tener que vivir bajo esclavitud sirviendo a los intereses del infierno, sin obtener ningún beneficio en cuanto a la eternidad y la calidad de vida. Pero la otra cara de la moneda dice que en el Reino de Dios se trabaja. Cristo era un trabajador incansable. Pablo era un trabajador incansable. El Señor dijo: «Mi Padre hasta ahora trabaja». Un yugo implica ir amarrados a un buey manso con una pieza de madera. Jesús dijo: «Aprended de mí que soy manso y humilde». ¿Ve? La salvación y la vida cristiana significan comprometernos de por vida a Jesucristo, seguirlo, imitarlo, producir fruto, obedecerlo y quizás también sufrir con Él y morir por Él, si fuera necesario.

Convertirse a Cristo implica una alta disposición a convertirse en un siervo de Dios que lucha continuamente por establecer el Reino de Dios.

Otra invitación evangelística muy común es aquella donde los predicadores toman un pasaje bíblico dirigido a una iglesia que había dejado fuera a Jesucristo: «Yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz, y abre la puerta, entraré a Él, y cenaré con Él, y Él conmigo» (Apocalipsis 3.20). Toman este pasaje, crean una figura de un Cristo que da lástima y dicen: «Jesús ya está a la puerta de tu corazón. Está afuera tiritando de frío. Ábrele la puerta y déjalo entrar».

En primer lugar, Jesús no está tiritando de frío. Las cálidas llamas del Espíritu Santo lo envuelven. En segundo lugar, ¿quién es el señor aquí: Jesús o el pecador? Parece que lo es el pecador, porque si quiere deja entrar al Señor, y si no quiere no lo deja entrar. Jesús parece ser solo el supermercado que ofrece salvación, perdón, paz, pureza, seguridad. ¡No, mil veces no! El pecador es simplemente eso: un pecador separa­do de Dios, muerto espiritualmente, que hace la voluntad de la carne y vive como hijo de ira y maldad. Jesucristo, en cambio, es el Señor, la Autoridad a quien no se le niega nada, el Dueño a quien le pertenece todo.

Para otros predicadores el mensaje se reduce a una especie de subasta pública: «¿Quién quiere que Dios lo sane? ¿Quién quiere tener felicidad absoluta? ¿Quién quiere que Dios lo prospere en todo? ¿Quién quiere tener éxito? ¿Quién quiere descansar y no tener problemas?

¡Qué se han imaginado que es el evangelio! ¿Acaso es una panacea que todo lo cura, todo lo resuelve y deja al hombre en una especie de limbo espiritual donde no hay compromiso, ni obligaciones, ni crisis, ni trabajo; y donde el cielo mismo se convierte en una especie de alacena de bendiciones a granel para que los hombres las disfruten sin interrupciones? Ofre­cen convertir al hombre en un «superman» y a la mujer en una «mujer biónica». ¡Si este es el evangelio, el diablo debe estar muerto de risa! Perdónenme, señores, pero este utilitarismo en beneficio absoluto del que levanta una mano y pasa al frente como un héroe, y no como un pecador arrepentido, es tan solo una sombra que refleja algunas de las cosas genuinas que vienen con la fe en Jesucristo, pero no es el evangelio en su dimensión bíblica más pura.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “El Poder de su Presencia”

Por Alberto Mottesi

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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