Familias Cristianas – Quiero que mis Hijos sean Felices 2
Pasaje clave: Juan 9:1-8.
Continuemos:
2. Para ser feliz debo disfrutar.
A. Conocerme a mí misma.
Conocemos a todo el mundo y no nos conocemos, no sabemos qué queremos y anhelamos. Investigate a vos misma.
Buscá qué hay de bueno dentro tuyo y que tal vez se perdió en el tiempo; cosas que por alguna situación te robaron, que una circunstancia difícil te lo quitó. Redescúbrelo buscando en tu interior.
Buscá lo bueno, pero no entre las porquerías. El problema es que buscamos a partir del dolor, la angustia, la tristeza y miramos todo lo triste y negativo que nos ocurrió, y no podemos descubrir lo bueno que tenemos dentro.
Si no podemos encontrarlo es porque hay un puré de emociones mezcladas en nuestro interior: las emociones de nuestros hijos, de nuestros maridos, líderes, maestros, madres, padres, amigos, que hacen que ignoremos lo que sentimos.
Nos enojamos y no sabemos por qué, tenemos depresión y no sabemos si es por la depresión de la amiga o amigo, del hijo o marido.
Siempre que hables con alguien coloca tu mano en el corazón para recordarte que las emociones negativas de esa persona no entrarán en tu interior. Sabés quién sos y qué hay dentro tuyo y, cuando el otro te diga que sos una tarada, una mala madre o un desastre como mujer, no entrará en tu corazón porque sabés dónde estás: sos la hija del Rey y vas de gloria en gloria, y nadie podrá destruirte.
B. Aprendé a estar en vos y no afuera.
Estas parada sobre tus piernas firme, podrás equivocarte pero delante de Dios no tenés que fingir, Dios te conoce y te ama como sos.
Muchas veces apartamos la vista de nuestra vida mirando a los demás y terminamos quedándonos ciegas de nosotras, miramos por los ojos de otros.
Si querés madurar no cierres los ojos a vos misma, mirá quien sos. Mirá tus pies, tus piernas, tu panza, el busto, y no te importará la mirada ajena, ni el reconocimiento de los otros.
Levantá las manos al cielo y decí: “¡Acá estoy, yo! Nada me va a detener ni destruir”.
Aceptá que hay cosas buenas y otras que no te gustan, es la única manera de verte tal cual sos.
Escondemos tanto las experiencias asquerosas, lo negativo, las tristes y dolorosas que no podemos vernos tal cual somos.
No veas solamente a una mujer que hace las cosas bien: soy buena madre y, a veces, muy mala madre; soy buena esposa y, a veces, muy mala esposa; soy buena amiga y, a veces, muy mala amiga. La mujer ideal no existe.
No somos mujeres ideales, somos mujeres que pisamos la tierra, con un Dios grande que transformará todo lo negativo en positivo.
Si querés ser feliz disfrutá aún de lo negativo, poné humor a tu vida, reíte de lo que hacés mal, de vos misma, de tus errores y equivocaciones.
“Esta soy yo para la gloria de Dios. La vida es buena y linda. Atraeré felicidad hacia mí».
3. Para ser feliz debo tener “tiempo tabú”.
Es ese espacio único, sagrado, que separas para vos, que te dedicas a ti misma. Es un límite que les ponés a los otros y donde nadie puede entrar. Todos deben respetarlo. Es un tiempo único para resolver las cosas internas que aparezcan, y nadie podrá penetrar allí.
Cuando ponés límite respetalo y que el otro tenga claro qué hacer. El límite da seguridad. No sientas culpa, no cedas ese tiempo.
Abandoná el nido familiar; parece que sólo los hijos tienen que hacerlo, pero no es así.
No retengas, aprendé a volar de tu casa, rompé los límites. Hasta que no aprendas a volar de las cosas conocidas para ir a lo desconocido, tu fuerza no va a crecer para alcanzar lo estrecho. ¡No te automutiles voluntariamente!
“No, no puedo por mi hijo”, “por mi marido”, “no tengo capacidad”.
¡No te auto mutiles! Los demás ni se preocupan y están para mutilarte todo el tiempo.
Si no tenés dinero, ¿quién se preocupa?
Si no estás alegre, o estas en depresión, ¡nadie se preocupa!
Nadie se preocupa porque cada uno tiene su rumbo.
Si no sos feliz, la única que sufre sos vos. Si te quejás todo el día, nadie tiene la obligación de hacer nada.
Tenés la responsabilidad de cuidar tu propia vida, de levantar las alas para volar bien alto y conquistar lo nuevo. ¡Sólo es tuya la responsabilidad!
Job 10:20-22 dice22 dice: “¿Acaso mis contados días no llegan ya a su fin? ¡Déjame disfrutar de un momento de alegría antes de mi partida sin regreso!”
Job descubre que Dios puso límite a los días de la vida. Por eso, o sos feliz ahora o no lo serás nunca. O te atrevés a ser feliz en los días que Dios te dio o no lo serás nunca más.
A. Ser feliz es una meta diaria.
Cuando tus hijos te pregunten: “¿Mamá sos feliz?” ¡Qué bueno que pudieras contestar que sí!
Y si te preguntan: “¿Cómo se hace para ser feliz?”, sería bueno que puedas contestarles cómo se atrae la felicidad.
Porque si decimos que sí y no sabemos cómo hacerlo, no tendrán las herramientas para lograrlo. Muchas veces contestamos sí pero no sabemos el cómo.
(CONTINÚA…)
Por Alejandra Stamateas