ataques-del-diablo-o-la-obra-de-diosGuerra Espiritual – ¿Ataques del Diablo o la Obra de Dios? 6

 

Continuemos.

Es fácil que la gente ayude si se está promovi­endo una campaña evangelística, pero para subir una montaña, no era lo mismo. Se necesitaba una fe muy grande. A eso, se añadía una enfermedad que el diablo me envió al corazón, y con la cual tuve que escalar 13 montañas durante nuestro adiestramiento. Espíritus de todo tipo nos acosaban tratando de hacernos desistir. Se me levantó una ola terrible de oposición dentro del cuerpo de Cristo que  afortunadamente Dios aplacó.

La verdad es que cuando finalmente llegamos a Nepal para empezar la batalla, estábamos ya listos para creer cualquier tipo de milagro. Nuestra fe era ya inquebrantable, y así pudimos hacerle frente a todos los embates de la guerra.

Los «Chods», que son los brujos más terribles de la tierra, según las investigaciones de George Otis, Jr se aparecieron vanas veces en los glaciares donde acampábamos para tratar de matarnos, pero no pudieron tocarnos.

Uno de nuestros guerreros fue víctima de un edema cerebral (agua en el cerebro) cuando llegamos al campamento base, a 5,800 metros de altura. Luchamos toda la noche para salvar su vida mientras permanecía en una cámara hiperháriea de alta montaña. El poder de Dios se manifestó, y salió victorioso, aunque tuvo que descender inmediatamente al campamento de intercesión que dirigía Doris Wagner y que estaba a 4,000 metros.

Antes de llegar adonde se encontraba el trono de las tinieblas, que era nuestro objetivo, el diablo nos envió un terrible ataque de muerte, una avalancha directa hacia nosotros en la que se vino abajo medio monte. Allí, la mano del Señor se manifestó asombrosamente. Se abrió una grieta de hielo en el suelo delante de nosotros, y se tragó la avalancha, sin que ésta nos tocara ni un pelo. ¡Alabado sea el Señor! Puedo narrar tantos detalles de ataques del maligno, y cómo el poder de Jesús uno a uno los deshizo, que sería un libro entero.

Lo que quiero decir es que la guerra implica: fe, resistencia, entendimiento, santidad, mucho valor y una entrega hasta la muerte. Cuando se ven los resul­tados, que no siempre son inmediatos, no hay nada más gratificante que ver ciudades enteras recibiendo el Evangelio, avivamientos y la gloria de Dios manifes­tándose en los lugares más sombríos de la tierra.

 

D. Hemos Peleado en las Regiones Celestes y Hemos Vencido.

Definitivamente, Dios está llamando a Sus escogidos y fieles a pelear con Él las grandes batallas del fin de los tiempos para ver liberadas las naciones. Nosotros hemos peleado y hemos vencido. La guerra es real. Es peligrosa, pero por la libertad de los cautivos, vale la pena pelearla.

No es necesario ser perfecto e hipermaduro en asuntos de milicia espiritual. Para participar en una batalla de este nivel, es necesario hacerla en el orden y en los requerimientos de los que hablo en este libro. Bajo una cobertura correcta y una estrategia correcta, la gracia de Dios suplirá sus carencias, y lo irá perfec­cionando hasta hacerlo un gran guerrero.

Los verdaderos valientes de Jehová, los consagrados para Su gloria, como Él los llama en Isaías 13, son gente muy especial en el corazón de Dios. Pelear para la suprema Majestad del universo y al lado de El, es uno de los privilegios más grandes a los que podemos aspirar.

Los soldados de Dios, aquellos a quien Él puede pedir cualquier cosa a cualquier precio, son la verdadera esposa del Cordero, y tiene grandes galar­dones para ellos. La profunda comunión con Él y nuestra constante adoración son relevantes en nuestra formación y desenvolvimiento como el ejército de Dios.

Yo quiero exhortar a todos los valientes de Dios, a aquellos cuyas prioridades no están arraigadas en las comodidades y bienes de este mundo, sino en Dios, que levantemos juntos la bandera de Sus ejércitos, y ayudemos a adiestrar a miles de soldados que nos están esperando.

Los verdaderos guerreros están en todo el mundo, quizás desapercibidos en medio de una iglesia, pero su corazón está latiendo por ver la liberación de los pueblos. Está esperando ver y oír a personas llenas de valor y de verdad, que sean modelos a seguir, para levantarse ellos también. Apaguemos las olas de temor, que amedrentan a los hijos de Dios, y enseñemos a la Iglesia el verdadero poder de su Dios infalible.

«Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio» (2 Timoteo 1).

Extracto del libro “Guerra de Alto Nivel”

Por Ana Mendez Ferrel

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

2 Comentarios

  1. LOS HIJOS DE DIOS SIEMPRE ESTAMOS DISPUESTO A DAR LA BATALLA, PERO SOLO MIRANDO SU ROSTRO Y EL NINCA SE APARTARÁ DE NUESTRO LADO. BENDICIONES MIS AMADOS

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