nuevo-1Devocional – Obedientes… Se Buscan: Abraham 1

 

Pasaje clave: Génesis 12:1-3.

 

Dios es nuestro Padre. Y como Padre nos ama, nos perdona, nos escucha, quiere bendecirnos y prosperarnos en todas las cosas. Pero aun siendo mi Padre, ¿por qué tendría que darme lo que le pido?

¿Por qué Dios tendría que prosperarme y bendecirme?

¿Por qué tendría que respaldar los sueños y proyectos de mi vida?

¿Por qué Dios tendría que decirme “dale para adelante que yo estoy contigo”?

¿Por qué tendría que responder mis oraciones por «cosas mayores»?

Hay respuestas y bendiciones que Dios nos da por pura misericordia, aunque no las merezcamos y aun cuando nuestras vidas no sean lo que Él quiere. Y esto es simplemente un reflejo de lo enormemente bueno que es con cada uno de nosotros. No cabe duda que hemos sido bendecidos con el mejor Papá. Pero hay muchos otros sueños, proyectos, bendiciones, secretos escondidos, revelaciones y deseos del corazón de Dios, que Él únicamente manifestará, responderá, respaldará y bendecirá si nos movemos en obediencia. ¿Por qué?

Porque Dios bendice a los obedientes. Dios prospera a los obedientes. Dios respalda a los obedientes. Dios promueve a los obedientes. Dios le revela su corazón, sus propósitos y sus deseos a los obedientes.

La Biblia nos muestra un balance entre obedientes y desobedientes. Nos describe la vida y los resultados obtenidos por los primeros, y nos detalla la vida y las consecuencias, siempre negativas, de los segundos. Las diferencias son abismales.

La obediencia no es una imposición religiosa, ni un concepto represivo (aunque muchas veces sea exigida, erróneamente, en esos términos), obedecer es estar en sintonía con el Espíritu de Dios, con el corazón y la voluntad del Padre celestial.

Dios le declara a Abram todo lo que iba a hacer con él. Lo iba a bendecir. Lo iba a engrandecer. Lo haría cabeza de una gran nación. Él sería bendición para otros. Lideraría el surgimiento de una nación poderosa. Y en él, las familias de la tierra serían benditas (vs.2-3)

¡¿Quién no quiere éstas bendiciones?! ¿Quién no quiere prosperar en sus negocios? ¿Quién no quiere tener trayectoria internacional? ¿Quién no quiere estar en una plataforma ministrando al lado de los más grandes? ¿Quién no quiere que su libro sea best-seller y venda millones? ¿Qué líder no quiere que su ministerio sea reconocido, «el más conocido»? ¿Acaso hay alguien que diga: «No, che, gracias, pero yo no, estoy bien así»? ¡Quítate la careta de la falsa humildad! No es pecado reconocer que lo queremos; que el éxito, la fama y la popularidad nos atraen y seducen. ¡Yo las quiero! ¡Yo quiero ser bendecido, prosperado y engrandecido! ¡Yo quiero que a través mío muchos sean alcanzados, impactados y transformados! ¡Yo quiero que mis libros alcancen a cientos de miles! ¡Y que mis páginas web sean visitadas por millones!

Pero…, ¿por qué Dios tendría que bendecirnos, prosperarnos y engrandecernos?

¿Por qué Dios tendría que respaldar nuestra visión y darnos el poder para alcanzarla?

¿Por qué Dios tendría que aprobar tu ministerio y ponerte al lado de los más grandes?

¿Solo porque es tu Padre y te ama? ¿Solo porque se lo pides con fe y trabajas con responsabilidad?

Sí, es cierto. Fe como una semilla de mostaza. Trabajo y esfuerzo. Creo en todo esto, me lo enseña la Palabra. Pero no es lo único. Dios pide obediencia. Dios exige obediencia. Dios demanda obediencia.

 

Piénsalo

¿Cuál es tu grado de obediencia?

¿Estás dispuesto a obedecer más allá de tus criterios personales?

(CONTINÚA…)

Por Edgardo Tosoni

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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