REPASEMOS ALGO DE HISTORIA

Sería bueno recordar que la institución del matrimonio fue anterior a la caída y ¡con la bendición de Dios!

Comprender este hecho básico nos libera de una culpa falsa, apreciando las relaciones sexuales en el contexto del matrimonio como una profunda unión a nivel físico-emocional-espiritual, «… y los dos serán una sola carne», Génesis 2:24.

.Desconocimiento de las formas correctas de estimulación. Muchos hom­bres no han visto con detalle los genitales femeninos y carecen de la infor­mación anatómica básica. Juntos miren la anatomía femenina, describien­do las zonas de mayor placer. De un modo tranquilo y casi jugando, incor­porarán información sexual.

.Comunicación insuficiente. A las mujeres les da vergüenza hablar de sus deseos sexuales. Reprimir, no comunicar lo que se siente, pensar que «él» conoce o sabe; es la excusa para evitar el hablar de «eso» que da vergüenza. ¡Pero nadie puede leer la mente del otro, de ahí la necesidad de la comu­nicación por medio de palabras, gestos que se entiendan y mensajes claros!

Si comunica claramente lo que siente y quiere y cuáles son sus preferen­cias, entonces hay una alta probabilidad de que pueda ser satisfecha.

HACER EL AMOR ES PARECIDO A BAILAR, DICEN MUCHOS…

«Pero para que una danza resulte bella y satisfactoria requiere coopera­ción, comunicación y consideración». Lic. Diana Resnicoff.

Marta, de 45 años, manifestó en la entrevista personal que nunca habló abierta­mente de sus necesidades sexuales con su esposo. El sexo era para ella un deber matrimonial tedioso y desagradable. Nunca tenía deseos, sólo cumplía. En realidad, odiaba «hacer el amor», por lo que trataba de evitarlo mediante excusas de diversa índole. En la sesión de terapia le sugerimos la necesidad de comunicar sus necesida­des sexuales a su esposo, a lo que se negó rotundamente porque estaba convencida de que él tenía que saberlo que ella necesitaba.

¿Qué es necesario para la buena comunicación?

Guía práctica para mejorar la comunicación:

Dos personas (no tres… o más). No utilicen a los hijos como defensa en la pelea, para ver quién saca más ventaja. Tampoco metan a la suegra o la «mamá». Así no van a ir a ningún lado, ambos fracasarán. Un lugar íntimo, tranquilo, sin interrupciones.

Un tiempo definido, apartado para charlar cosas importantes; sin presión por obligaciones u horarios.

Mirarse a los ojos. Se recomienda no hablar si uno de los cónyuges está haciendo alguna cosa.

No interrumpa mientras el otro habla. Sea respetuoso.

Disposición a escuchar. Para eso tenemos dos orejas y una boca, para que escuchemos el doble de lo que hablamos.

Entender bien lo que el otro quiso decir. Un antiguo adagio dice: «sé que crees haber entendido lo que creo haber dicho, pero no estoy seguro de si te has dado cuenta que lo que has oído no es lo que quise decir». Aprenda a escuchar el lenguaje del cuerpo. Una persona puede decir más con sus gestos que con sus palabras. Cejas levantadas, lágrimas en los ojos, movimientos de manos pueden decirnos mucho más que simples palabras. Se ha dicho que el mensaje tiene tres elementos: el contenido, es decir lo que digo; luego el tono y por último los gestos o lenguaje del cuerpo. El elemento que mayor valor tiene es el de los gestos, luego el tono de voz y, en menor escala, lo que se dice.

Aplicar el principio de»ganar-ganar», o sea, la capacidad para negociar. En el matrimonio no puede uno ganar y el otro perder; o ganan ambos o los dos pierden.

Aprender a perdonar; quizás aquí radica la diferencia entre un matrimonio que sigue adelante y otro que termina en divorcio. Amar. El amor cubrirá multitud de faltas.

  1. Mujeres que en alguna etapa de su vida experimentaron orgasmo, pero no en la actualidad.

.Experiencias emocionales traumáticas.

Sandra era una de esas mujeres que disfrutaba plenamente con su esposo de las relaciones sexuales. Sin embargo, hubo una experiencia emocional muy fuerte que hizo que jamás volviera a tener orgasmo: la aventura amo­rosa de su esposo con su secretaria.

Otras veces, los traumas emocionales que desencadenan la ausencia de orgasmo no tienen su origen en la relación con el cónyuge, sino en causas ajenas. Alguna enfermedad en un hijo; la operación o la muerte de algún ser querido pueden generar estrés y angustia que se traducen en ausencia, no sólo de orgasmos, sino también del deseo sexual.

.Actividades comunes.

La mujer, por su estructura emocional, no puede separar la experiencia sexual de otras áreas de su vida. No puede dividir el dormitorio de la cocina. De ahí, que cuando está en el dormitorio, le preocupan las expe­riencias de la vida cotidiana en una lista infinita de cosas. Antes de que comience el acto sexual, el esposo debe relajarla. El y ella necesitan ese tiempo de intimidad sin terceros que impidan la comunicación, como: esperar una llamada importante, niños jugando muy cerca del dormitorio, ruidos molestos, horarios que exigen cumplimiento, etc.

Temor o miedo al rechazo.

2. Mujeres que en la actualidad no siempre tienen orgasmo. Incontables muje­res no pueden prever que vayan a tener orgasmo.

Causas

.Cansancio. Es posible que, aunque desee intimidad física a través de una experiencia sexual con su esposo, esté tan agotada por las actividades del día que no tenga las energías ni la concentración necesarias para hacerlo. Conviene no dejar la sexualidad para la última hora del día, después de cenar, cuando se están cayendo de sueño; otórguenle un lugar más privile­giado.

.Estrés, mal humor, discusión acalorada con alguna persona y mil razo­nes más.

Hay mujeres que responden mejor y disfrutan más ante el cumplimiento previo de ciertas condiciones. Es el ejemplo de Susana, que pudo deducir que su cuerpo respondía siempre al orgasmo cuando compartían fuera de su hogar una cena tranquila con su esposo. Para otras, hacer el amor a media luz o con cierta música, suele ser una experiencia sumamente exci­tante.

¡Atrévete a incluir en las conversaciones con tu esposo aquellas cosas que prefieres, que te estimulan y que necesitas para que la relación sexual sea verdaderamente una experiencia placentera para los dos y no sólo para tu esposo!

Limitar nuestra sexualidad, reprimir nuestros sentimientos y olvidar el orgasmo no es bueno, natural ni saludable, ya que la excitación sexual provoca aumento del flujo sanguíneo en la zona genital y el orgasmo representa la liberación de la tensión sexual con la posterior relajación. Su ausencia puede provocar congestión pélvica crónica y dolores crónicos. Finalmente, la ausencia de orgasmo se considera como una disfunción sexual.

Extracto del libro “Sexo. Lo que siempre quisiste saber”

Por José Luis y Silvia Cinalli

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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