Devocional Diario – Se Permite Volver a Soñar
Pasaje clave: Mateo 28:1.
María, la madre de Santiago y de José, y María Magdalena han venido para untar con óleos tibios un frío cuerpo y decir adiós al único hombre que dio motivo a sus esperanzas.
Las mujeres pensaban que estaban a solas. Pero no era así.
Pensaban que su travesía pasaba inadvertida. Estaban equivocadas.
Dios lo sabía. Y les tenía preparada una sorpresa.
«Un ángel del Señor bajó del cielo y, acercándose al sepulcro, quitó la piedra y se sentó sobre ella» (Mt.28:2).
¿Por qué el ángel removió la piedra? ¿Para quién hizo rodar la piedra?
¿Para Jesús? Eso es lo que siempre pensé. Pero reflexione acerca de eso. ¿Era acaso necesario que la piedra fuese removida para que Jesús pudiera salir? ¿Necesitaba Dios alguna ayuda? ¿Se encontraba el vencedor de la muerte debilitado al punto de no poder desplazar una piedra de un empujón?
No lo creo. El texto da la impresión de que ¡Jesús ya había salido cuando fue removida la piedra! ¿Para quién fue desplazada la piedra?
Escuche lo que dice el ángel: «Vengan a ver el lugar donde lo pusieron» (v. 6).
La piedra no fue removida para Jesús sino para las mujeres; no para que Jesús pudiese salir, ¡sino para que las mujeres pudiesen mirar hacia adentro!
María mira a María y ésta sonríe de la misma manera que lo hizo cuando los panes y los peces seguían saliendo de la cesta. Repentinamente está permitido volver a soñar.
«Luego vayan pronto a decirles a sus discípulos: «Él se ha levantado de entre los muertos y va delante de ustedes a Galilea. Allí lo verán» (v. 7).
María y María no tienen necesidad de que el mensaje sea repetido. Giran sobre sus talones y comienzan a correr en dirección a Jerusalén.
La oscuridad se ha ido. Ha salido el sol.
El Hijo se ha levantado.
Extracto del libro «3:16»
Por Max Lucado
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