Liderazgo Cristiano – El Ejercicio del Liderazgo
Uno de los dones que el Espíritu Santo otorga para el desempeño del liderazgo es el de administración. Este solo hecho demuestra que la iglesia es un organismo administrado donde cada uno ocupa su lugar, operando hacia la meta común por medio del Espíritu Santo.
Pocas veces se menciona en el Nuevo Testamento la palabra griega Kyvernesis, y por ser una expresión náutica más bien aplicada al patrón o al timonel de una nave, no parecería tener relación alguna con la iglesia, si no fuera que está mencionada entre los dones.
La hallamos por primera vez en Hechos 27:11, donde dice que “el centurión daba más crédito al piloto (kybernetes) y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía”. Era justo, que en esas circunstancias el militar romano creyera que el timonel del buque supiera más sobre las condiciones del mar, la dirección de los vientos, y la posición de las estrellas que Pablo, y se inclinó por seguir sus indicaciones. El kybernetes quedó entonces dueño de la situación.
El Espíritu Santo otorga a algunos miembros del cuerpo el don de administración, para capacitar a la iglesia para cumplir su función. El administrador tiene la labor espiritual de producir los medios para conducir al rebaño a los objetivos (puertos) de los propósitos de Dios (2º Timoteo 1:7).
En el tiempo de Pablo las congregaciones crecían con rapidez, y los administradores tenían que conducir a la comunidad sorteando “tormentas” de adentro y de afuera, hasta ver la meta cumplida.
A. La Administración Tiene Metas.
Lo acabamos de mencionar, pero simplemente quisiéramos persistir un poco más en este pensamiento. Leemos en 1 Pedro 4:101 Pedro 4:10–11: “Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a los otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla, hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien pertenecen la gloria y el imperio por los siglos de los siglos. Amén”.
No escapa a nuestra visión que la administración que es para la gloria de Dios, se convierte en la cumbre del ministerio pastoral. Hablar y hacer para que Dios sea glorificado, es trabajar de manera tal que nosotros estemos escondidos detrás del objetivo.
B. La Administración Utiliza Personas.
Es posible que cuando hablemos de administración nos preparemos para trabajar en la burocracia, proyecto, papeles o planes. Pero no es así, más bien Dios nos encamina a la participación, que es la utilización de los dones de la iglesia (2 Timoteo 1:82 Timoteo 1:8). Esto no quita que hagamos las cosas con orden, pero sensibiliza la necesidad de la presencia del Señor.
Pablo le recomendó a Timoteo que lo que había oído de él, lo “encargara” a hombres idóneos, es decir a personas aptas para administrar con competencia la enseñanza a otros (2 Timoteo 2:22 Timoteo 2:2) tal como él mismo lo había hecho con Timoteo.
Algunos en Efeso habían naufragado, y Timoteo tenía que “pilotear” la iglesia en medio de una tormenta, evitando que la infiltración se generalizara e hiciera daños mayores. El don de administración es una gracia de Dios para avanzar en medio de las dificultades y crecer en la dependencia suya hasta llegar a la meta. “El administrador de Dios” es un retenedor de la fiel palabra (Timoteo 1:7–9), es decir, apegado al mensaje que se le enseñó, que es el evangelio apostólico no comprometido.
C. La Administración Utiliza los Dones del Liderazgo.
Es fácil observar que, al comienzo, todas las iglesias del Nuevo Testamento tendían a unir todos los esfuerzos en una misión.
Las palabras “kerygma” (que significa proclamación), “diakon” (que significa servicio), “martyr” (que significa testimonio), “koinon” (que significa comunión) y “didache” (que significa enseñanza), que con frecuencia encontramos en el Nuevo Testamento, eran canales por los cuales se concretaba la misión de la iglesia.
Todos los ministerios, tanto el de enseñanza, como el de exhortación y dirección de la grey, partían del buen funcionamiento del cuerpo, ordenado y bien dirigido por hombres de Dios. La comunión, que el Señor Jesús predicó como tener “parte con él” (Juan 17:21, 13), se concretó con la venida del Espíritu Santo y la formación de la iglesia. Los dones espirituales son los instrumentos para servirnos mutuamente, y permitir que en un ambiente de bienestar, el Espíritu desarrolle otras capacidades para el enriquecimiento de todos.
A medida que se fortalece la comunión (1 Corintios 1:101 Corintios 1:10), crece también el testimonio para con los demás (1º Corintios 1:1; Filipenses 1:27).
D. Dios Observa que:
El liderazgo espiritual se distingue por sus características espirituales.
El ministerio (servicio) en la iglesia es fundamental para cumplir la misión de la iglesia.
El liderazgo provisto por Dios produce el funcionamiento del cuerpo, y hace desarrollar los dones.
Extracto del libro “El Líder Conforme al Corazón de Dios”
Por Raúl Caballero Yocou