Estudios Cristianos – El Líder Frente a los Demás 2

 

Continuemos.

Se recomienda evitar, por ejemplo, entrevistas o discipulados a solas entre un hombre y una mujer, salvo que en la misma vivienda o en el mismo edificio de la iglesia esté suficientemente cerca una tercera persona. De ese modo se evitan chismes pero también se impiden tentaciones y aproximaciones peligrosas. Aunque el varón sea un santo y la mujer sea una beata, el riesgo siempre existe. Recordar 1º Pedro 5:8-9.

La moda «sexy» no es recomendable para los creyentes, pero es mucho menos aceptable para el auténtico líder cristiano, sea varón o mujer. La excesiva exhibición de los atributos sexuales a través de ropas estrechas y afines, engendra malos pensamientos en otras personas, aunque el líder lo haga «inocentemente». Además, esa manera de vestir distrae al grupo y llama la atención sobre la persona del líder, que de ese modo impide que el interés se concentre principalmente en la persona de Jesucristo.

El líder cristiano maduro, real, no tiene un «lenguaje picaresco» ni hace insinuacio­nes tendenciosas con respecto a otras personas. El «chiste verde», la doble intención, la palabra deshonesta, etc., jamás ensucian su boca. (Ver Santiago 3:1-12).

Todo líder varón debe procurar impedir que alguna mujer de su grupo desarrolle una excesiva dependencia con respecto a él. Lo mismo, en el caso de una líder femenina, con respecto a algún varón que produzca el mismo síntoma. A veces se observa un núme­ro desproporcionado de entrevistas, llamadas telefónicas, pedidos de consejos, etc., que van mucho más allá de lo razonable. En tal caso, el líder debe actuar con cautela para que la dependencia no llegue a transformarse en atracción sexual, cosa que suele ocurrir frecuentemente, créase o no. El paso de una actitud a otra es casi siempre involuntario y puede pasar inadvertido hasta que surgen las complicaciones.

 

2. El Líder y su Imagen «Estricta» o «Comprensiva».

Cuando Pablo estaba entre los judíos y lo invitaban a comer con ellos (o sabía que ellos lo podían ver) solamente consumía alimentos kosher, es decir, los permiti­dos por la tradición israelita. No llevaba sandwiches de jamón para demostrar que él ya era libre de la ley. Pero cuando Pablo estaba entre los gentiles, no se ataba a la dieta judía y a sus leyes sobre la comida, sino que se servía todo lo que ponían sobre la mesa.

  • ¿Era hipócrita?
  • ¿Era un falso?
  • ¿Daba una mala imagen?
  • ¿Qué harías tú en su lugar?

Hay líderes estrictos, intolerantes, que creen que ser flexibles es ser débiles. Sus actitudes, aunque sinceras, alejan a la gente. Según Hechos 17:16, el espíritu de San Pablo «se enardecía viendo la ciudad (Atenas) entregada a la idolatría». Pero en su discurso en el Areópago (vs.22 en adelante) no censuró duramente esa idolatría sino que empezó diciendo: «Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos porque pasando y mirando vuestros santuarios, hallé también un altar en el cual esta­ba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO. Al que vosotros adoráis, pues, sin conocer­le, es a quien yo os anuncio», etc.

  • ¿Hizo bien Pablo al no censurar el pa­ganismo de Atenas?
  • ¿Debió ser más estricto e intolerante con esa idolatría?
  • ¿Qué harías tú en una situación semejante?

Ser «comprensivo» no significa dar nuestra conformidad al pecado, sino saber actuar con suma delicadeza, según el caso.

Primero, hay que saber diferenciar entre simples costumbres (p.ej., beber vino en la mesa) y verdaderos pecados (p.ej., embriagarse). Hay líderes que se escandalizan y se rasgan las vestiduras porque otros comen morci­lla, pero les gusta el asado «con jugo» (que también contiene sangre).

Segundo, hay que tener sabiduría, dada por el Espíritu Santo, en el trato con diferentes clases de pecadores, recordando las diferentes actitudes de Jesús (con la mujer samaritana de Juan, la mujer adúltera de Juan, el joven rico de Marcos 10:17-31, los escribas y fariseos de Mateo 23, etc.). La oración y el discernimiento deben presidir todas nuestras formas de comunicación con distintas personas de nuestro grupo. Es un grave error «defender» nuestra imagen de líderes «estrictos» (puede ser vanidad personal).

Por Samuel O. Libert

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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