«La gente se enteró y lo siguió. Él los recibió y les habló del reino de Dios. También sanó a los que lo necesitaban» (Lucas 9:11).

«Ustedes, por el contrario, busquen el reino de Dios, y estas cosas les serán añadidas» (Lucas 12:31).

«No tengan miedo, mi rebaño pequeño, porque es la buena voluntad del Padre darles el reino» (Lucas 12:32).

«La ley y los profetas se proclamaron hasta Juan. Desde entonces se anun­cian las buenas nuevas del reino de Dios, y todos se esfuerzan por entrar en él. Es más fácil que desaparezcan el cielo y la tierra, que caiga una sola tilde de la ley» (Lucas 16:16-17).

«Les aseguro que el que no reciba el reino de Dios como un niño, de nin­guna manera entrará en él» (Lucas 18:17).

«Por eso, yo mismo les concedo un reino, así como mi Padre me lo con­cedió a mí» (Lucas 22:29).

«-Mi reino no es de este mundo -contestó Jesús- Si lo fuera, mis propios guardias pelearían para impedir que los judíos me arrestaran. Pero mi reino no es de este mundo.- ¡Así que eres rey! -le dijo Pilato. -Eres tú quien dice que soy rey. Yo para esto nací, y para esto vine al mundo, para dar testimonio de la verdad. Todo el que está de parte de la verdad escucha mi voz” (Juan 18:36-37).

Estas son unas pocas declaraciones hechas por Jesús sobre su misión, propósito y mensaje, y es evidente que su intención era declarar, establecer e invitar a los hombres a entrar al Reino de Dios. Esto se halla en contras­te directo con el enfoque en la actividad religiosa y la preocupación de la religión sobre ir al cielo. Parece como si el mensaje y la prioridad de Jesús fueran la ocupación y el reclamo de la Tierra, en vez de diseñar para la hu­manidad una escotilla de escape hacia el cielo. Hay un versículo de Las Es­crituras que ha desafiado mi pensamiento por muchos años y tal vez arroje algo de luz sobre este asunto para usted también.

«Dichosos los humildes, porque recibirán la tierra como herencia»(Mateo 5:5).

Es interesante observar que la promesa es para heredar la Tierra en vez del cielo. Además, su dominio sobre ella y su medioambiente fue declarado por Jesús como el regreso del Reino de Dios.

«En cambio, si expulso a los demonios por medio del Espíritu de Dios, eso significa que el reino de Dios ha llegado a ustedes» (Mateo 12:28).

Este versículo parece indicar el regreso del poder de dominio que Adán perdió en su desobediencia. Jesús vino a la Tierra, no a traer una religión, sino un Reino: la influencia gobernante del Reino de los cielos sobre la Tie­rra. El mensaje proclama la oportunidad para la humanidad de recobrar su dominio perdido y su medioambiente mediante el recibimiento del Espíritu de Dios y, como resultado, la reconexión de la Tierra con el cielo. Por esta razón, se llaman «buenas nuevas» o evangelio.

El mensaje del Reino de Dios son las noticias más importantes jamás entre­gadas a la raza humana. Jesús vino a anunciar la llegada de su Reino y a esta­blecerlo en los corazones de las personas a través de su muerte y resurrección. Como Hijo de Dios, Jesucristo fue la exacta apariencia de su Padre y lo repre­sentaba perfectamente sobre la Tierra. Para todos aquellos que creyeran en Él y lo siguieran, Jesús restauraría sus derechos de ciudadanía en el Reino de los cielos e impartiría su Espíritu de modo que ellos pudieran representarlo a Él y al gobierno del cielo sobre la Tierra. Esta representación es conocida como diplomacia. La siguiente afirmación es una declaración política que es muy reinos, incluidos nuestros gobiernos contemporáneos.

«Por eso, yo mismo les concedo un reino, así como mi Padre me lo con­cedió a mí» (Lucas 22:29)

Esta declaración siempre se usa cuando un representante oficial del gobierno tiene una misión ante otras naciones. Es la posición de un embaja­dor. Esta no es una designación religiosa, sino una gubernamental.

Extracto del libro Redescubriendo el Reino

Por Myles Munroe

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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