Pensamientos – La Ropa de Cristo en la Cruz
Tomaron su manto y lo partieron en cuatro partes, una para cada uno de ellos. Tomaron también la túnica, la cual no tenía costura, sino que era de una sola pieza, tejida de arriba abajo. —No la dividamos —se dijeron unos a otros—. Echemos suertes para ver a quién le toca (Juan 19:23-24).
Debe de haber sido la más fina posesión de Jesús. Según la tradición judía, la madre tejía una túnica como un regalo a su hijo cuando este abandonaba el hogar. ¿Había hecho María esta túnica para Jesús? No lo sabemos. Pero sabemos que la túnica no tenía costuras sino que era un solo tejido, de arriba abajo. ¿Tiene esto alguna importancia?
A menudo la Escritura describe nuestra conducta como la ropa que usamos. Pedro nos dice: «Revístanse todos de humildad» (1 P.5:5). David habla de las personas malas que se visten «de maldición» (Sal.109:18). La ropa puede simbolizar el carácter y, como su ropa, el carácter de Jesús fue perfección ininterrumpida.
El carácter de Jesús fue una tela sin costuras tejida desde el cielo a la tierra… desde los pensamientos de Dios a las acciones de Jesús. Desde las lágrimas de Dios a la compasión de Jesús. Desde la Palabra de Dios a la reacción de Jesús. Toda una sola pieza.
Pero cuando Jesús fue clavado en la cruz, él se quitó su túnica de perfección sin costura y se cubrió de una túnica diferente: la túnica de la indignidad.
La indignidad de la desnudez. Desnudo ante su propia madre y sus seres amados. Avergonzado ante su familia.
La indignidad del fracaso. Por unas pocas horas llenas de dolor, los líderes religiosos fueron los victoriosos, y Cristo apareció como el perdedor. Avergonzado ante sus acusadores.
Y lo peor, estaba vestido de la indignidad del pecado. «Él mismo, en su cuerpo, llevó al madero nuestros pecados» (1 P.2:24).
¿El vestido de Cristo en la cruz? Pecado: el suyo y el mío. Los pecados de toda la humanidad.
Extracto del libro “3:16 Los Números de la Esperanza”
Por Max Lucado