Devocionales Cristianos – Plan Para un Devocional Diario: Tiempo de Alabanza y Gratitud

 

Muchos cristianos mezclan la alabanza con la acción de gracias sin darse cuenta de que hay una diferencia entre ambas. La alabanza reconoce a Dios por lo que es. La acción de gracias le reconoce por lo que ha hecho.

Tanto la alabanza como la acción de gracias son ingredientes necesarios en nuestras relaciones con Dios. Por regla general es mejor comenzar con la alabanza, porque aun en tiempos difíciles, cuando realmente no sentimos el deseo de dar gracias a Dios, siempre podemos alabarle por lo que es. Dios es el mismo cada día, amante, paciente, bueno y generoso. Es perfecto. Así pues, nunca nos faltan razones para alabarle. Una vez que hayamos comenzado, no pasará mucho tiempo antes de que nuestra alabanza se torne en acción de gracias por lo que ha hecho.

La adoración en forma de alabanza y acción de gracias le da a Dios mucho gozo. Después de todo, fuimos creados para adorarle. Pero también eso nos beneficia mucho. Cuando alabamos a Dios, Él mora en nosotros. Cuando le damos gracias, nos bendice. Y nuestra adoración nos da una mejor perspectiva. Paul Billheimer dijo: «La alabanza tiene esta gran importancia: nos descentraliza de nosotros mismos. La adoración y la alabanza a Dios demanda un cambio de enfoque de nosotros hacia Dios. Uno no puede alabar a Dios sin renunciar a ocuparse de sí mismo. La alabanza produce un olvido de uno mismo y olvidarse de uno mismo es salud». Cuando adoramos a Dios, el orden de las cosas se establece como es debido. Después de todo, no adoramos a Dios porque nos bendice, sino porque Él es Dios y es digno de nuestra alabanza.

La oración se ha convertido en una parte inseparable de mi vida y la razón de cualquier éxito que haya alcanzado. Cada medida de crecimiento que experimenté vino como resultado del toque de Dios durante mis tiempos de oración. Creo que ese crecimiento nunca hubiera llegado a no ser por los períodos de oración que regularmente empleaba con Dios.

Como ya sabe, buscar un buen lugar para estar a solas con Dios fue un paso importante en el desarrollo de mi vigorosa vida devocional, y tuve gran éxito al encontrar buenos sitios hasta que me mudé a Lancaster, Ohio, para ejercer mi segundo pastorado. No pude encontrar lugar alguno como el de la roca de Hillham cerca de mi casa. El mejor que pude conseguir fue en el parque Rising, a quince minutos manejando desde donde vivía. Debido a la distancia no me era posible ir todos los días. Pero cada vez que podía, atravesaba el parque manejando y pasaba toda la tarde sentado en unos arrecifes con vista a toda la ciudad de Lancaster. Pasé tiempos maravillosos con Dios en ese parque.

Durante esos años a menudo oraba por mi hermano Larry. Vivía cerca en la misma ciudad de Lancaster y constantemente lo mencionaba en mis oraciones. En aquel tiempo no andaba en los caminos del Señor y me preocupaba por él.

Una mañana temprano antes de salir para mi trabajo, oí que un camión pasaba por la calle haciendo un gran estrépito y que de pronto se detenía frente a mi casa; luego escuché que tocaron a mi puerta. Al abrirla me sorprendí de ver a Larry parado allí sonriendo.

«Quiero que veas algo, John», dijo. «Ven acá».

Se volteó y le seguí hasta el jardín. Allí en la calle estaba estacionado un tremendo camión. Era el más grande que jamás haya visto. Y en ese camión había una enorme roca.

Dijo: «Sé que te gusta orar sobre una roca, por lo tanto, te traje una».

Larry hizo que unos hombres pusieran la roca en la arboleda en la parte sudoeste de nuestra casa y de nuevo tuve un maravilloso lugar donde encontrarme con Dios cerca de mi hogar. Pasé tiempos maravillosos de oración allí y cada vez que me encontraba con Dios no dejaba de darle gracias por Larry y de interceder por él. A su tiempo Larry volvió a Dios y ahora es un hombre de negocios cristiano maravillosamente fuerte que dedica su tiempo y sus talentos para edificar el Reino de Dios.

Extracto del libro “Compañeros de Oración”

Por John C. Maxwell

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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