percances-o-accidentes-de-guerraGuerra Espiritual – Percances o Accidentes de Guerra 5

 

Continuemos.

Dios es un Dios de orden, y El mismo se sujeta a Sus diseños. Cuando el Señor levanta a alguien para pelear territorialmente es porque ha habido un adiestra­miento previo. Dios se encarga de conectarlo con los generales que lo ayudarán. Si bien hay que enfrentar oposición, la gran mayoría de los caminos se abren para que los planes de Dios prosperen de acuerdo a como Él quiere hacer las cosas.

Tengo guerreros en mi organización que pertenecen a otras iglesias, donde no se practica la guerra espiri­tual, pero cuyos pastores están de acuerdo que yo les dé cobertura en materia de guerra para que ellos puedan desarrollarse conforme a su llamado. Para esta cober­tura el soldado se encuentra en perfecta sujeción a su autoridad pastoral o apostólica, y cuando va a hacer una iniciativa de combate, me sujeta a mí sus estrate­gias, y nosotros lo cubrimos con la red de intercesión.

Es importante, también, que el nivel de cober­tura corresponda al nivel de guerra que se quiere llevar a cabo. Por ejemplo, no podemos pelear contra un principado nacional, con una cobertura de una pequeña iglecita independiente. Tampoco, podemos pelear contra un poder de las tinieblas a nivel mundial, cuando lo que se tiene es una cobertura a nivel nacional. Forzosamente, para este caso es indispensable que la acción de guerra la cubra un ministerio mundial.

Personalmente, yo estoy sujeta al apóstol Rony Chaves de Costa Rica, pero en materia de guerra en Estados Unidos y Europa, quien me cubre es el apóstol C. Peter Wagner. Por lo general, a ambos les doy cuenta de mi vida y de mis acciones.

Yo fui llamada a la guerra desde mi conversión, pero se requirió un fuerte adiestramiento y trato de Dios para levantarme a pelear contra principados y potest­ades de alto rango. Puedo ver cómo desde el principio, todo fue diseñado por Dios para mi crecimiento. Nací en una iglesia que era fuerte en liberación para su tiempo y muy radical en el trato con el pecado y con la carne. Desde mis primeros pasos de cristianismo, me enseñaron una vida clavada en la cruz, pero también me adiestraron en el poder de Dios y en la fe.

Fue Dios mismo el que me fue poniendo al lado de cada uno de Sus siervos, que eran indispensables para mi desarrollo. Tuve grandes maestros, empezando por mi padre en el ministerio, el Dr. Morris Cerullo, quien creyó en mí y me adiestró exhaustivamente bajo su ministerio. Tras de él, Dios fue añadiendo cada parte que era necesaria para mi formación.

Desde luego, le puedo decir que un guerrero de alto nivel, se forja lo mismo que una espada de acero, en hornos de intenso fuego, y luego golpe tras golpe hasta que queda afilada y resplandeciente. No existe tal cosa como guerreros de microondas, que tras un poderoso seminario, quieren salir a hacer proezas.

 

3. ¿Accidentes de Guerra o Sufrimientos de Parte de Dios?

Un accidente de guerra es considerado un percance, una fatalidad, un infortunio o un ataque proveniente del diablo. Como ya hemos visto anteriormente, es posible contar con toda la protección de Dios para que una avanzada del diablo no prospere en nuestras vidas.

Creo que el enfoque no es tanto lo que Satanás pueda hacer como resultado de una guerra, sino poder ver las cosas con los ojos y el punto de vista correctos ya que no podemos llamarle a todo lo que nos sucede «un contraataque del enemigo».

El apóstol Juan escribió: Sabemos que todo aquel que ha nacido de Dios no practica el pecado, pues Aquel que fue engen­drado por Dios lo guarda y el maligno no lo toca» (1º Juan 5.18). Este mismo apóstol Juan fue sumergido en aceite hirviendo, según la historia, fue echado en la cárcel en la Isla de Patmos, y sufrió de muchas maneras. Sin embargo, nunca consideró que el diablo lo podía tocar.

Jesús mismo dijo: «Os doy potestad de pisotear serpientes y escor­piones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará» (Lucas 10.19). Él sabía que la iglesia sería torturada, perseguida y martirizada, y sin embargo, no se lo atribuyó a la obra del diablo.

A Pablo le reveló que cuando estuviese sumergido en diversas tribulaciones no miraría las cosas que se veían en lo natural, sino lo que estaba sucediendo en el mundo invisible, porque cada dolencia contribuía a que el peso de la gloria eterna fuese creciendo sobre él. (2 Corintios 4.16-18).

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Guerra de Alto Nivel”

Por Ana Mendez Ferrel

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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