¿Qué es el vaginismo?

Es la contracción involuntaria de los músculos que rodean la entrada de la vagina. Probablemente sea tan intenso que impida la penetración del pene; o muy leve y que se traduzca en incomodidad de la mujer durante el coito. En los casos más intensos, resulta imposible colocar siquiera un dedo en la vagina y puede ser causa de un matrimonio no consumado.

Generalmente se ve en mujeres jóvenes, al inicio de su vida sexual, con actitu­des negativas hacia el sexo, crianza estricta, rígida y/o con historia de abusos o traumas.

Es muy importante que ambos esposos entiendan que es un fenómeno involun­tario; la mujer puede desear con toda su fuerza estar con su pareja, pero el temor se apodera de su cuerpo, diciendo ¡no!

Nos tocó tratar el caso de una jovencita, criada en un hogar muy represivo. Su mamá habló con ella por primera vez de sexo, diez días antes de su casamiento, básicamente para decirle que nunca había disfrutado y jamás había experimentado un orgasmo.

Desde que se casó y por unos meses más, tenía un problema muy raro: cada método anticonceptivo le provocaba grandes efectos adversos, los suspendía y así «no podía» mantener relaciones sexuales con su flamante esposo. El examen ginecológico era normal, a excepción de lo aprehensiva que era. Des­pués de varias consultas pudo identificarse la contracción de sus músculos y el dolor asociado a un profundo terror a la penetración.

¿Puede superarse? ¿Hay solución para este problema?

¡Claro que sí!

  1. Se debe reconocer la causa: siempre evidencia un conflicto. Puede ser un profundo temor al rechazo o al abandono, a sufrir dolor por la penetra­ción, a la culpa, a entregarse, a quedar embarazada, etc. Actúa a nivel inconsciente y se manifiesta como vaginismo.
  2. Se debe compartir con la pareja el problema: por lo general, es crónico y produce heridas en ambos cónyuges. La falta de información en el esposo puede crear las más diversas conclusiones: por ejemplo, que ella no lo quiere, que tiene otro, etc. Con base en la desinformación quizás intente someter brutalmente a su esposa que padece los espasmos musculares, pensando que es un capricho de ella, o volverse impotente como una res­puesta al vaginismo de su esposa.
  3. Se debe iniciar el tratamiento: apenas identificado el problema, se debe buscar la solución desensibilizando la entrada vaginal. Comenzará la es­posa por reconocer el fenómeno de contracción muscular cuando ella misma intente introducir un dedo. De acuerdo a su preferencia y como mejor se sienta, puede ella misma o su esposo, utilizando una jalea anestésica, introducir lenta y suavemente un dedo en la vagina, luego de un tiempo de caricias, abrazos y besos que permitan la estimulación sexual de la esposa. Si tolera un dedo, en la próxima sesión intentarán, al co­mienzo uno y luego dos dedos, sin prisas, y teniendo en cuenta la res­puesta de la esposa. Es fundamental no forzar ni apresurar la terapia, a fin de permitir que las sensaciones eróticas se desarrollen y se expresen sin inhibiciones. El tiempo que llevará cumplir esta primera etapa de­penderá de cada pareja en particular; por lo general, una semana, con varios encuentros durante la misma. Cuando ambos pueden percibir que es posible la introducción de dos dedos sin que se presenten espasmos, es hora de intentar la penetración. Para ello el pene debe estar bien lubri­cado; el esposo lo introducirá con lentitud, descansando dentro de ella todo lo que la esposa tolere (se recomienda por algunos minutos); luego con lentitud, volverá a salir para permanecer abrazados, compartiendo el resultado de la experiencia y comunicándose mutuamente su amor. El esposo no llegará al orgasmo por coito, sino después que la esposa se acostumbre y disfrute del acto sexual.

CONCLUSIÓN DEL CASO ANTES MENCIONADO

En el caso que hemos relatado anteriormente, fue de gran ayuda la ternu­ra del esposo que permitió una rápida solución al problema de su esposa. Ambos, sin renunciar a la búsqueda de placer sexual, enfrentaron el problema y, al mes de comenzado el tratamiento, habían superado esta dificultad.

«Desde hace tiempo presento dolor durante las relaciones sexuales. ¿Podría decirme a qué se debe?»

El dolor que experimenta una mujer durante la relación sexual se denomina dispareunia.

Las causas son muchas:

  1. En el primer tiempo de casados puede ocurrir por bordes himeneales do­lorosos, ansiedad, escasa lubricación o una relación sexual prolongada.
  2. Después de un parto, por una cicatriz mal curada de episiotomía.
  3. En cualquier momento de la vida por irritaciones provocadas por el uso de spray, desodorantes o toallitas; o por infecciones vulvares; en todos estos casos el dolor desaparece con el tratamiento. Sin embargo, algunas muje­res experimentan molestias durante toda su vida y esto puede ser debido a la posición del útero, que normalmente está hacia adelante, y en las mujeres con dispareunia está hacia atrás (retroversoflexión); el ginecólogo determina en qué posición está el útero y si puede ser ésa la causa de dolor.
  4. Después de la menopausia, por los bajos niveles de estrógenos que deter­minan sequedad y atrofia vaginal.

Nota: en caso de que aparezca dolor durante las relaciones sexuales, es necesa­ria una consulta al ginecólogo para descartar alguna lesión que esté produciendo ese disconfort.

¿Se pueden mantener relaciones sexuales durante la menstruación?

Científicamente, sí; es el momento de menor peligro de embarazo. La única consideración sea quizás la estética. Puede generar cierta repulsión en uno o en ambos cónyuges, a causa del sangrado. No obstante, no hay ningún peligro físico en hacer el amor durante la menstruación.

Extracto del libro “Lo que siempre quisiste saber”

Por José Luis y Silvia Cinalli

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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