El Cuerpo – La Masturbación 3

 

Continuemos.

 

C. Fase de Latencia (7 a 10 años).

El factor desencadenante es casi siempre una causa externa. El niño intenta compensar todas las frustraciones sufridas en las fases precedentes.

El objetivo psicodinámico es la imitación identificatoria. Los niños en estas edades practican la masturbación al ver a otros niños mayores que lo hacen, sintiéndose de esa forma también mayores. El hecho de que sea una etapa principalmente escolar hace que las actividades autoeróticas disminuyan enormemente, con la lógica sublimación hacia la función intelectual y cultural.

 

D. Fase Puberal (11 a 13 años).

La causa desencadenante es la explosión pulsional que acompaña la pubertad. Sabemos que por ser un hecho biológico se produce la con­centración de las pulsiones en la zona genital, entra en acción todo el desarrollo hormonal.

El objetivo psicodinámico es la búsqueda definitiva de la identificación psicosexual. En esta búsqueda de la identificación psicosexual, el púber hará una recapitulación de la sexualidad infantil.

 

E. Fase Adolescente (14 a 18 años).

La causa desencadenante suele ser la relación heterosexual de objeto. Los contactos físicos, las tensiones no sexuales, etc., son ca­nalizadas a través de la masturbación.

 

F. Juventud-Adultez (19 años en adelante).

Las fantasías masturbatorias pueden tener múltiples significados. Según Samoff algunas personas utilizan las fantasías masturbatorias para superar ciertas inquietudes no sexuales. Pueden utilizar las fantasías para superar temores diversos, por ejemplo, fantaseando la escena temida al tiempo que experimentan al agradable alivio de la masturbación; puede servir para el mantenimiento de la autoestima haciendo el amor con personas importantes, sueños de gloria, para huir de las dificultades y de la capacidad de entablar relaciones amorosas, la expresión de tendencias sadomasoquistas, expresión de hostilidad hacia otros, etc.

 

3. La Masturbación Desde el Punto de Vista Histórico.

En 1758 un médico francés llamado Tissot, escribió “El Onanismo; Disertación sobre las Enfermedades producidas por la Masturbación”. Decía que toda actividad sexual era peligrosa para el cuerpo porque agotaba los nervios hasta la locura, y que la masturbación llevaba siempre «al exceso». Para Tissot la melancolía, epilepsia, tumores, hemorroides, ceguera, la imbecilidad, eran un preaviso del fuego del infierno; así nace la «locura por masturbación» llevando finalmente a la «muerte».

Luego otros escribieron que no sólo era pecaminosa sino que desde la «ciencia» era perjudicial en todo sentido. Para combatir esta «enfer­medad» se crearon jaulas y bragueros que rodeaban la zona genital impidiendo que el paciente se toque. Existía un clavo de hierro destinado a castigar el pene que se atreviera a erguirse.

Otros llevaban a cabo operaciones quirúrgicas donde se extirpaban las partes genitales que podían estimularse con la masturbación: el clítoris, cauterización de la espina dorsal, etc.

Un médico cirujano del hospital St. Johns, sometió a una niña de 7 años que se masturbaba y a la que se la consideraba nerviosa, a múltiples tratamientos sin efecto positivo, desde la colocación de emplastos hasta la intervención quirúrgica del clítoris.

En 1858 Brown, célebre cirujano londinense, propuso la oblación del clítoris en las pequeñas que se masturbaban.

(De más está decir que todas estas prácticas, mal llamadas «científicas», eran aberraciones y no ciencia).

En 1900, Freud dio otra versión de los hechos cambiando la historia científica.

 

4. La Masturbación en la Historia Religiosa y la Biblia.

Cuando a algunos creyentes se les habla de dicho tema, la primera y única pregunta que realizan es si la masturbación es pecado o no, tratando de esta manera que el pastor «se juegue por sí o por no», para luego encasillarlo dentro de la categoría de liberal (si piensa que no es pecado) o rígido (si piensa que es pecado). Sorprende ver el poco interés de saber qué significa la masturbación y cómo podemos ayudar a quienes sufren la culpa de dicha práctica.

Nuestra finalidad es poder dar elementos para comprender dicho fenómeno y abordar pastoralmente a quienes lo necesiten.

No existe en las Escrituras ninguna prohibición moral a la masturba­ción ni en el A.T ni en el N.T. Aunque algunos teólogos tratan de encontrarlas indirectamente en pasajes como: Lv.15:16, Dt.23:9-11, Gn.38.

También es interesante notar que la palabra «sexo» no aparece ninguna vez en las Escrituras. Sin embargo las interpretaciones exegéticas están cargadas de tradiciones lejanas y cercanas en cuanto a este tema éticamente tan discutido y controvertido.

El desperdicio de «la semilla de la vida» (esperma) fue considerado por todos como la explicación a la «terrible masturbación» ya que provocaba el «desperdicio de la vida». Se creía que al ser el semen dador de la vida y ser el único elemento activo en el proceso reproductivo, «perderlo» era un pecado. De ahí que la masturbación femenina no tuvo las mismas consecuencias condenatorias que la masculina ni la misma malicia moral.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Perversiones Sexuales”

Por Bernardo Stamateas

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