Doctrina Bíblica – Cristo Murió Para Llevarnos a la Fe y Mantenernos Fieles.
Pasaje clave: Marcos 14:24, Jeremías 32:40.
La Biblia habla de un «antiguo pacto» y un «nuevo pacto». El término pacto se refiere a un acuerdo solemne y obligatorio entre dos partes con obligaciones para ambas partes y hecho firme mediante un juramento. En la Biblia los pactos que Dios hace con el hombre los inicia Él mismo. Él establece los términos. Sus obligaciones están determinadas por sus propios fines.
El «antiguo pacto» se refiere a los acuerdos que Dios estableció con Israel en la ley de Moisés. Su debilidad era que no estaba acompañado por una transformación espiritual. Por consiguiente no era obedecido y no vivificaba. Estaba escrito con letras en la piedra, no con el Espíritu en el corazón. Los profetas prometían un «nuevo pacto» que sería diferente. No sería «de la letra, sino del Espíritu.
Porque la letra mata pero el Espíritu vivifica» (2º Corintios 3:6).
El nuevo pacto es radicalmente más efectivo que el antiguo. Está redactado sobre el fundamento del sufrimiento y muerte de Jesús. «Él es el mediador del nuevo pacto» (Hebreos 9:15). Jesús dijo que su sangre era «sangre del nuevo pacto, que muchos es derramada.
(Marcos 14:24). Esto significa que la sangre de Jesús compró el poder y las promesas del nuevo pacto. Es supremamente efectivo porque Cristo murió para que fuera así.
¿Cuáles entonces son los términos del pacto que él infaliblemente aseguró con su sangre? El profeta Jeremías describió algunos de ellos: «Yo haré un nuevo pacto… Este es el pacto que yo haré … Pondré mi ley dentro de ellos y la escribiré en sus corazones… Porque yo perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado» (Jeremías 31:31-34). El sufrimiento y la muerte de Cristo garantizan el cambio interior de su pueblo (la ley escrita en sus corazones) y el perdón de sus pecados.
Para garantizar que este pacto no fallara, Cristo toma la iniciativa de crear la fe y asegurar la fidelidad de su pueblo. Trae al pueblo un nuevo pacto escribiendo la ley, no sobre piedra, sino sobre el corazón.
En contraste con la «letra» sobre piedra, dice que «el Espíritu da vida» (2º Corintios 3:6). «Cuando aún estábamos muertos en pecado, (Dios) nos dio vida juntamente con Cristo» (Efesios 2:5). Esta es la vida espiritual que nos capacita para ver y creer en la gloria de Cristo. Este milagro crea el pueblo del nuevo pacto. Esto es seguro y cierto porque Cristo lo compró con su propia sangre.
Y el milagro es no solo la creación de nuestra fe, sino la seguridad de nuestra fidelidad. «Yo haré con ellos un pacto eterno… y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí» (Jeremías 32:40). Cuando Cristo murió aseguró para su pueblo no solo nuevos corazones sino nueva seguridad. No les dejará que se aparten de él. Los guardará. Ellos perseverarán. La sangre del pacto lo garantizará.
Extracto del libro “La Pasión de Jesucristo”
Por John Piper