Devocionales Cristianos – Una Economía Estable

 

Pasaje clave: Génesis 41:53-55.

Frente a la situación que se vive a nivel mundial y también como nación, necesitamos buscar consejos sabios en La Pala­bra de Dios para saber cómo conducirnos.

No debemos tener temor sino actuar como la Biblia nos en­seña. En el Salmo 112:5b-6a leemos: «Gobierna sus asuntos con juicio, por lo cual de esta forma no resbalará jamás». Esto significa que aquel que maneja sus asuntos con sabiduría, al actuar de esta forma nunca caerá. No importa qué tan inestable sea la situación, no resbalará jamás. Aquí la palabra «juicio» tiene dos acepciones. La primera tiene que ver con ser juicioso, inteligente. Quien go­bierne sus asuntos de manera inteligente jamás resbalará.

Podemos llevar esto a nuestra economía personal y familiar de una manera muy sencilla siguiendo algunas pautas: hacer un pre­supuesto mensual de gastos, es decir calcular antes de comenzar a edificar la torre, como nos enseñó Jesús; utilizar la tarjeta de cré­dito como un instrumento de pago y no como un medio de vida lo cual nos permitirá desarrollar contentamiento como enseña el apóstol Pablo; y hacer del ahorro un ejercicio, una gimnasia para poder aprovechar los buenos momentos al igual que la hormiga y así poder tener recursos en todo tiempo, sean épocas de bonanza o de crisis.

José es un buen ejemplo bíblico de esto. Cuando llegaron los siete años buenos, José supo administrar esa abundancia de gra­nos, por eso tuvo alimento también en los 7 años malos y no solamente en los años de abundancia.

Deseamos que de una vez y para siempre el Pueblo de Dios entienda estos principios y los pueda poner por obra. Porque fue durante la peor crisis de Egipto cuando más prosperó José. Y no porque tuvo suerte, sino porque había guardado alimento. La pro­visión guardada no era una casualidad del destino, sino porque José gobernaba sus asuntos de manera juiciosa.

La segunda acepción de «juicio» tiene que ver con la justicia, el que se encarga de sus asuntos de manera justa, al actuar de esta forma, tampoco resbalará jamás.

Primero, justicia para con Dios lo cual significa honrarlo con nuestros diezmos y ofrendas, es decir, con la parte que le pertenece y le corresponde al Señor. Porque toda injusticia acarrea desgracia para nuestra economía y nuestra vida; La Palabra de Dios enseña que quienes retienen más de lo que es justo vienen a pobreza, por eso necesitamos en primer lugar ser justos para con Dios, el pro­veedor de todas las cosas que tenemos.

Segundo, justicia para con el prójimo lo que significa ser jus­tos con los demás, por ejemplo los patrones con sus empleados. Aquí se refiere a pagar a cada persona lo que corresponde, y el tra­bajador brindar el servicio acorde al pago que recibe. Para crecer económicamente necesitamos también crecer en justicia, expre­sando de forma concreta el amor los unos por los otros.

Si como individuos actuamos de esta manera, por más dura que sea la situación, la promesa de La Palabra nos dice que no resbalaremos jamás porque hemos manejado nuestros asuntos con juicio, con justicia para con Dios y para con los hombres.

Si te preocupa el futuro, no tengas temor, ten esperanza en Dios. No una esperanza ficticia sino basada en La Palabra de Dios y en el hecho de que si hacemos nuestra parte, si obedecemos sus mandamientos, Dios es fiel y siempre cumple la suya haciendo que su Palabra no vuelva vacía.

Que en este tiempo también podamos ser sal y luz a los de­más, y que el mundo pueda ver que el Pueblo de Dios gobierna sus asuntos con juicio, y que a causa de esto no resbala jamás.

 

Motivos de Oración.

  • Señor, ponemos hoy nuestra economía en tus manos, renunciamos a nuestras maneras equivocadas de re­lacionarnos con los bienes y te los entregamos a ti. Dejamos en tus manos nuestras deudas y oramos por un milagro económico.
  • Señor, bendice la economía de tu Iglesia en Argenti­na. Que allí donde has puesto tu visión, derrames de tus recursos abundantemente.
  • Señor, bendice la economía argentina. Guía de mane­ra especial a quienes tienen que tomar decisiones que afectan esta área.

 

Acción Práctica.

Si no lo haces regularmente, toma la decisión de darle a Dios tu diezmo y tus ofrendas. Separa el dinero ahora mismo y llévalo a la próxima reunión de tu congregación.

Extracto del libro “40 Días de Ayuno y Oración 2012”

Por Sandra y Daniel González

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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