Devocionales Cristianos – Bienaventurados los Mansos.

 

Pasaje clave: Mateo 5:5.

 

Mansos.

Manso significa «suave», «humilde», «considerado», “cortés» y, por supuesto, el ejercicio del dominio propio sin el cual estas cualidades serían imposibles. De modo que, lingüísticamente hablando, la VP tiene bastante razón al referirse en esta bienaventuranza a «los de corazón humilde.» Pero, ¿qué tipo de humildad es ésta, en virtud de la cual se declara bienaventurados a los que la poseen?

Parece importante notar que en las bienaventuranzas «los mansos» vienen entre los que lloran por el pecado y los que tienen hambre y sed de justicia. La forma particular de mansedumbre que Cristo requiere en sus discípulos tendrá seguramente algo que ver con esta secuencia. Creo que el Dr. Lloyd-Jones tenía razón al enfatizar que esta mansedumbre denota una actitud tierna y humilde hacia otros que está determinada por una estimación real de nosotros mismos. Señala que es comparativamente fácil ser honestos con nosotros mismos ante Dios y reconocernos como pecadores ante sus ojos. Continúa: «Pero ¡cuánto más difícil es permitir a otros que digan cosas así acerca de mí! Por instinto me ofende tal cosa. Todos preferimos condenarnos a nosotros mismos y no que otros nos condenen».

Por ejemplo, si se me permite aplicar este principio a la práctica eclesiástica cotidiana, yo mismo me encuentro bastante feliz al recitar la Confesión General en la iglesia y llamarme «miserable pecador». No me causa ningún conflicto. Puedo aceptarlo. Pero si alguien más se acerca a mí a la salida de la iglesia y me llama miserable pecador, ¡querré darle un puñetazo en la nariz! En otras palabras, no estoy preparado para permitir que otros piensen o hablen de mí aquello que precisamente he reconocido ante Dios que soy. Existe aquí una hipocresía básica; está siempre presente cuando la mansedumbre está ausente.

El Dr. Lloyd-Jones lo resume en forma admirable: «La mansedumbre es básicamente tener una idea adecuada de uno mismo, la cual se manifiesta en la actitud y conducta que tenemos respecto a otros. El verdaderamente manso es el que vive sorprendido de que Dios y los hombres puedan pensar tan bien de él y lo traten tan bien como lo tratan».

Esto lo vuelve gentil, humilde, sensible, paciente en todas sus relaciones con los demás.

Estos «mansos», añadió Jesús, «recibirán la tierra por heredad”.

Uno hubiera esperado exactamente lo opuesto, creyendo que «los mansos» no conseguirían ningún sitio debido a que todos los ignoran o incluso se aprovechan de ellos y los pisotean. Son los fuertes, los dominantes los que tienen éxito en la lucha por la existencia; a los enclenques les toca la peor parte. Hasta los hijos de Israel tuvieron que luchar por su herencia, aunque el Señor su Dios les dio la tierra prometida. Pero la condición bajo la cual tomamos posesión de nuestra herencia espiritual en Cristo no es la fuerza sino la mansedumbre, porque, como ya hemos visto, todo es nuestro si nosotros somos de Cristo».

Tal fue la confianza de los santos y humildes hombres de Dios en los días del Antiguo Testamento, cuando los impíos parecían triunfar. Esto nunca se expresó de manera más adecuada que en el Salmo 37, el que Jesús parece estar citando en las bienaventuranzas: «No te impacientes a causa de los malignos… los mansos heredarán la tierra… los benditos de él heredarán la tierra… Espera en Jehová, y guarda su camino, y él te exaltará para heredar la tierra; cuando sean destruidos los pecadores, lo verás».

El mismo principio opera hoy. Los impíos pueden jactarse y ejercer su influencia y poder, pero la posesión real está fuera de su alcance. Los mansos, por otra parte, aunque pueden ser privados o despojados de sus derechos por los hombres, porque saben lo que es vivir y reinar con Cristo, pueden disfrutar y aun «poseer» la tierra, que pertenece a Cristo. Luego, en el día de la «regeneración», habrá para ellos «cielos nuevos y tierra nueva» en heredad».

Así, el camino de Cristo es diferente del camino del mundo y todo cristiano, aunque sea como Pablo «no teniendo nada», puede describirse sin embargo como «poseyéndolo todo».

Extracto del libro “El Sermón del Monte”

Por John Stott

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2 Comentarios

  1. Hola Blanca. ¡¡Bienvenida!! Gracias. Contar con grandesa maestros de la Palabra, como el hermano John Stott, siempre resulta en claridad y edificación para nuestras vidas. Que te vaya muy bien!!!

  2. Muy bonito el devocional. Gracias a Dioss por utilizar a tantan gente hermosa que enseña y lleva el mensaje directo para cambiar vidas. Creo que me quedo mas claro el concepto de mansedumbre y pido a dios que me ayude a aplicaarlo en mi vida. Bendiciones

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