1. Hablen con mayor asiduidad.

A menudo, la frialdad emocional de las parejas que llevan años de casados se debe a la falta de comunicación entre ellos. El trabajo, los niños y las exigencias cotidianas se convierten en lo más importante. Los espacios de diálogos francos y sinceros acerca de sus requerimientos más íntimos quedan relegados. Es común escuchar: “a mi esposa no le interesa el sexo” o “mi esposo ya no me desea como antes”. Este malentendido es típico de muchos matrimonios de años. Tanto el marido como la mujer suponen tácitamente que es el otro el que no quiere. Lo que ocurre es que nunca charlan acerca de sus sentimientos y emociones. Rara vez mencionan lo que quieren y qué cosas les agradan. Simplemente permanecen mudos. Romper este bloqueo exige valor. Tomar tiempo periódicamente para conversar no sólo es un buen consejo sino un saludable hábito que hará reverdecer cualquier matrimonio marchito.

El psicólogo Michael Lukas Moeller observó diferencias muy marcadas entre las parejas sexualmente satisfechas y las descontentas: “las parejas felices siempre hablaron desde el principio”. Quedarse callados es una de las formas más seguras de matar la pasión; en cambio, el diálogo honesto es uno de los mejores atizadores del amor. “Los amantes nuevos hablan mucho de sí mismos y de sus sentimientos hacia el otro; además, comparten todo lo que piensan. Si esta comunicación se va acabando, también se marchitará el deseo erótico”, dice Moeller, quien concibió el concepto de “diálogo erótico” para ayudar a las parejas que no hablan. Las reglas son: reunirse 90 minutos por semana, el mismo día a la misma hora para sostener un diálogo. No se hacen acusaciones ni se ejerce presión, sólo se escucha lo que el otro tenga que decir. ¿De qué tienen que hablar los cónyuges? De sí mismos, de su relación, de sus sensaciones corporales, de sus deseos eróticos. Por supuesto, no es fácil empezar, pero vale la pena. Los cónyuges pronto se sienten estimulados, lo cual es terreno fértil para la ternura.3

La periodista Muller, de 56 años, lo sabe por experiencia: “una semana después de que nuestra hija se fuera de la casa, mi esposo y yo nos fuimos a Florencia. En un café por primera vez hablamos abiertamente de lo que sentíamos al estar envejeciendo y no tener ya hijos en casa. Estuve más cerca de él de lo que había estado en mucho tiempo. Cuando volví del baño encontré una nota bajo mi copa: “eres la mejor mujer del mundo, y la más hermosa”.

Concluimos, pues, diciendo que redescubrir la pasión de una pareja es cuestión de decisión. Algunos creen que el tiempo cambia las cosas; sin embargo, la verdad es que uno tiene que cambiarlas. No dejen al azar su matrimonio. Construyan un futuro mejor. ¡Ustedes pueden!

  1. Atrévanse a romper las reglas una vez al mes.

Sorpresas eróticas, aventuras románticas, noches de pasión, podrían favorecer enormemente el desarrollo de su matrimonio. Si su vida amorosa se ha tornado insulsa, pruebe hacer algo nuevo. Rompa algunos esquemas. “Poco tiempo atrás, hice los arreglos para dejar a nuestros niños con mis padres. Reservé, sin que mi esposa supiera, una casa flamante junto a un lago y nos escapamos por tres días, para tener un fin de semana de intensa pasión”, cuenta Andrés. “¡Fue fascinante! Renovó nuestro matrimonio”, recuerda. Además, “mi audacia hizo que mi esposa correspondiera con algunas galanterías, como llevarme el desayuno a la cama con velas encendidas o dejarme cartitas eróticas en toda la habitación”. Si una de las reglas de su matrimonio es que su pareja siempre tome la iniciativa para pasar un rato a solas, es hora de transgredir la regla. Conviene que usted se adelante al próximo encuentro; seguramente sorprenderá gratamente a su cónyuge.

  1. No olviden a Dios.

“Muchos matrimonios han naufragado porque eliminaron a Dios de la vida doméstica”, Billy Graham.

Extracto del libro Sexualidad Sana, Liderazgo Sólido

Por José Luis y Silvia Cinalli

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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