ataques-del-diablo-o-la-obra-de-diosGuerra Espiritual – ¿Ataques del Diablo o la Obra de Dios? 2

 

Continuemos.

Cuando Josué iba a tomar la tierra prometida tuvo un maravilloso encuentro con el Príncipe de los ejércitos de Jehová.

«Aconteció que estando Josué cerca de Jericó, alzó los ojos y vio a un hombre que estaba delante de él, con una espada desenvainada en su mano Josué se le acercó y le dijo: -¿Eres de los nuestros o de nuestros enemigos? —No—respondió él— sino que he venido como Príncipe del ejército de Jehová. Entonces Josué postrándose en tierra sobre su rostro lo adoró y le dijo: —¿Qué dice mi Señor a su siervo? El Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: —Quítate el calzado de los pies porque el lugar en que estás es santo. Y Josué así lo hizo» (Josué 5.13-15).

Aquí no sólo es relevante la aparición de este Príncipe, que no es otro sino Jesucristo en una parousía anterior a Su encarnación, sino también ese «no» tan incierto de Su respuesta.

Sobre esta respuesta, el profeta de Dios, Rick Joyner, escribe en su libro «La Búsqueda Final» lo que Jesús le habló: «Cuando Yo juzgo, no estoy buscando el condenar o el justificar, sino que quiero traer Mi justicia. La justicia sólo se encuentra en unión conmigo. Este es el justo juicio: traer a los hombres en unidad conmigo. Cuando aparecí a Josué como el Príncipe de los Ejércitos de Dios le declaré que no estaba a favor ni de ellos ni de sus enemigos. Yo no tomo partidos. Cuando vengo es para tomar toda la circunstancia y no para tomar partido con alguien. Yo aparecí como príncipe de los ejércitos de Dios cuando Israel iba a entrar a la tierra prometida. La Iglesia ahora está por entrar a su tierra prometida, y otra vez me revelaré como Príncipe de los ejércitos. Cuando lo haga voy a quitar de en medio a todos los que fuerzan a mi pueblo a tomar partido los unos contra los otros. Mi justicia no toma partido en conflictos humanos ni aun entre Mi propio pueblo. Lo que estaba haciendo por Israel lo estaba haciendo también por sus enemigos, no en contra de ellos. Porque tú miras las cosas desde una perspectiva temporal y terrenal que no te permite ver mi justicia. Es necesario que veas Mi justicia para que camines en Mi autoridad porque la justicia y el juicio son el cimiento de Mi trono«. Por eso fue tremendamente importante que todo el pueblo que iba a participar en la batalla se circun­cidara y se santificara.

Note también cómo las mismas palabras le fueron dichas a Moisés y a Josué antes del gran juicio de sus enemigos: «Quítate el calzado de tus pies porque la tierra en que estás parado santa es». Es como si Dios mismo absorbiera a Su elegido en Su santidad gloriosa para poder así traer la destrucción de Sus enemigos.

Esta es precisamente la manifestación de Su trono, el lugar de Su gobierno, el sitio desde donde sale la orden de ejecución de Sus juicios. Luego vemos cómo la gloria de Dios y Su justicia están íntimam­ente involucrados en la destrucción del opresor. Este mismo principio se aprecia en el juicio contra la gran Babilonia en el libro de Apocalipsis: «Después de esto vi otro ángel que descendía del cielo con gran poder y la tierra fue alumbrada con su gloria. Clamó con voz potente, diciendo: ¡Ha caído, ha caído la gran Babilonia! Se ha convertido en habitación de demonios, en guarida de todo espíritu inmundo y en albergue de toda ave inmunda y aborrecible… Por lo cual, en un solo día vendrán sus plagas: muerte, llanto y hambre, y será quemada con fuego, porque poderoso es Dios el Señor, que la juzga» (Apocalipsis 18: 2 y 8).

Aquí vemos al ángel de la gloria antecediendo el poderoso juicio contra la gran ramera. Lo que quiero que entendamos con este principio es que no podemos nada más pedir venganza para nuestros enemigos sin entender cómo operan la gloria, la justicia y el juicio. Dios no va a aplastar a nuestros enemigos sin que nosotros seamos expuestos a la justicia y a la gloria de Dios. Lo que destruye al poder del diablo en una guerra es la gloria de Dios manifestada.

Es tan impresionantemente santa que toda cosa inmunda se quema y se hace pedazos. No crea que el diablo se acerca fácilmente donde la gloria de Dios está radiando. Por eso es que el Señor está preparando un ejército inmerso verídicamente en ese resplandor magnífico de Su presencia.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Guerra de Alto Nivel”

Por Ana Mendez Ferrel

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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