Hace algunos años me puse a pensar en la manera en que quería morir. Sé que suena morboso, pero déjame explicarte como arribé a esa conclusión. Luis Sandrini fue un talentoso actor Argentino que filmó nada menos que 72 películas y allá por 1980 mientras rodaba “Que linda es mi familia”, comenzó a sentirse muy mal de salud. Terminó la última escena y se fue directo al hospital a internarse, donde murió 16 días después, un domingo 5 de Julio de 1980; al día siguiente yo cumpliría 12 años. Aún recuerdo las declaraciones de su esposa: “Luis falleció en el set, amando y haciendo aquello que mas lo apasionaba”.

Así es como decidí que quería morir: al igual que Sandrini, haciendo lo que amo y amando hasta el último aliento de mi vida. Quiero vivir con esta pasión y amor que me ha puesto Dios, hasta que me tenga que ir.

Estoy plenamente convencido que la fecha en la que uno muere no es la misma que queda grabada en nuestra sepultura. La mayoría de la gente muere mucho antes de bajar al sepulcro. Comenzamos a morir cuando ya no estamos enamorados y no nos queda nada ni nadie por quien valga la pena vivir. Y no comenzamos a vivir hasta que no hayamos encontrado alguien por lo quien valga la pena morir.

Es irónico que descubrir alguien por quien valga la pena morir, sea el motivo por el que valga la pena seguir viviendo (Si, léelo otra vez, por favor).

El gran error de muchos es que comienzan persiguiendo una pasión y terminan conformándose con un enamoramiento. Y las pasiones mas profundas, quedan sepultadas bajo los escombros de las responsabilidades cotidianas. He conocido personas que de jóvenes eran muy apasionadas y románticas hasta la médula; pero tan pronto se casaron y tuvieron un par de hijos, se dedicaron a trabajar para pagar cuentas, como si de eso se tratara el gran juego de la vida. Los gastos fijos ahogaron aquel apasionado amor, se volvieron opacos y dejaron de brillar.

Se que algunos me lo discutirán alegando: “Eso que planteas no existe en la vida real, el amor es una decisión, no solo un sentimiento”, y aunque en algún punto podría estar de acuerdo, eso no significa que deba perderse la pasión en el proceso, porque si eso sucede, solo nos queda el tedio de la obligación. Uf.

El amor verdadero y apasionado es lo que te despierta a primera hora de la mañana y te mantiene despierto hasta altas horas de la noche, en todos los órdenes de la vida.

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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