Matrimonios Cristianos – La Fatiga y el Agotamiento Femenino 4
Continuemos.
Los niños no están incluidos en el programa de «cosas» por hacer que los padres tienen. Es que lleva tiempo introducirlos en la lectura de buenos libros. Lleva tiempo escucharlos cuando nos cuentan de cómo se hicieron esa herida en la rodilla, o nos refieren la historia del pajarito que se encontraron con el ala rota. Pero son éstos los cimientos sobre los cuales se edifica la estimación propia. Y se necesita construirlos con amor. Pero muy pocas veces los padres tienen tiempo para eso, dentro de sus horarios tan ocupados. Y esa vida agitada que llevan les produce cansancio, y el cansancio causa irritabilidad, y conduce a la indiferencia. Y tal indiferencia es interpretada por los niños como falta de interés genuino y aprecio personal.
No estoy sugiriendo que debamos invertir la totalidad de nuestro tiempo en beneficio de la generación que viene, ni que todos debemos ser padres. Pero nuestros niños están en el mundo, y son ellos los que merecen el primer lugar en nuestro programa de actividades. Sé que mi mensaje suena como aislado y solitario en medio de la sociedad y el tiempo que vivimos.
Muchos les están diciendo a las madres que salgan a trabajar, que se ocupen de sus propios asuntos; que dejen a sus niños con empleadas o en las guarderías estatales. Allí sus niños serán enseñados, guiados y disciplinados, mientras ella trabaja. Creen que otra persona puede transmitir el sentido de estimación y aprecio a aquel pequeñín que todas las mañanas tiene que decirle a su progenitora: «Adiós, mamá».
De todo lo tratado aquí acerca de la fatiga y de la vida apresurada, ¿cuáles serían las ideas básicas que las mujeres desearían que pudiesen comprender sus esposos?
Yo pienso que la depresión femenina que va asociada con el cansancio y la vida agitada, se podría reducir en gran escala, si los esposos comprendieran los tres conceptos siguientes:
1º Concepto.
Por alguna razón extraña, los seres humanos especialmente las mujeres soportan más fácilmente el cansancio y las tensiones, si por lo menos saben que otra persona conoce lo que ellas están enfrentando. Este principio puede catalogarse con el rótulo: «Comprensión humana». Y es supremamente importante para las esposas.
Las frustraciones que producen los niños al crecer, y las que provienen de las tareas domésticas, serían mucho más llevaderas si los esposos actuaran como si las comprendieran. Aun si el hombre no hiciera nada para cambiar la situación, simplemente el reconocimiento de que su esposa ha hecho un buen trabajo, haría que ella pudiera sobrellevarlo todo de forma más fácil.
Desgraciadamente ocurre lo contrario. Millones de esposos preguntarán imperdonablemente a sus esposas al regresar al hogar: «¿Qué estuviste haciendo todo el día, querida?». El mismo tono de la pregunta pareciera significar que la esposa se ha pasado todo el día confortablemente recostada en el sofá, tomando café y viendo la televisión, después de haberse levantado a mediodía. Y la mujer lo mataría gustosamente después que se ha atrevido a decir eso.
Cada persona necesita saber que es respetada y apreciada por la forma en que cumple sus responsabilidades. Los hombres satisfacen esta necesidad a través de los ascensos laborales, aumentos en los salarios; premios anuales y frases dichas al pasar durante la jornada cotidiana. Y ya que ellos lo reciben de otra parte, las mujeres en el hogar esperan lo mismo de sus esposos.
Las esposas y madres más infelices serán aquellas que se cansan hasta el agotamiento cuando están solas, y luego sus maridos nunca se pueden «explicar» por qué ellas siempre están cansadas.
(CONTINÚA…)
Extracto del libro «Lo que las Esposas Desean que los Maridos Sepan Sobre las Mujeres»
Por James Dobson
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