Sectas – El Templo de Salomón y la Logia Masónica 8

 

Continuemos.

Todo recién iniciado, debe reconocer que está llegando en tinieblas y que sólo recibirá su luz de la Masonería, negando de esta manera su fe. El concepto de la logia es, al igual que en el antiguo Egipto, un lugar sagrado en estado edénico, lejos de lo profano; un lugar igual a dónde van los muertos y en el cual el espíritu va evolucionando de un estado astral a otro superior.

Esto anula lógicamente todo el fundamento Cristocéntrico que dice que a todos nos es dado morir una vez y después de esto el juicio, y que hay resurrección de vida y hay resurrección para condenación (Juan 5:29). Cualquier persona que pretenda estar en el camino de Cristo que confiese ante la Masonería que llega en estado de tinieblas ha negado la luz de Cristo como verdadera y única luz del mundo para cederle el lugar al Gran Arquitecto del Universo (del que hemos ido demostrando a lo largo de este libro su verdadera identidad).

Jesús dijo: «Ningún siervo puede servir a dos señores, porque o aborrecerá al uno y amará al otro; o se allegará al uno y menospreciará al otro (Lucas 16:13). No se puede ser de Cristo y ser Masón. Ya hemos visto cómo se van separando cada vez más los propósitos entre el verdadero Templo de Salomón y la logia masónica.

Continuemos ahora con la narración de Leadbeater que supuestamente vivió hace 6000 años en el antiguo Egipto: “Según dice el «Libro de los Muertos», si el neófito violaba su juramento, se le cortaba el cuello y se le arrancaba el corazón. El papiro de Nesi Amsu menciona otro grado en el que se descuartizaba el cuerpo y se reducía a cenizas, las que se esparcían a los cuatro vientos sobre la superficie de las aguas. En el templo de Khnumu, en la isla de Elefantina, por frente de Asuán, hay un bajo relieve con dos figuras: la del Faraón y la de un sacerdote con la cabeza de Thot, en la vigorosa actitud sugestiva de una iniciación… En la logia brillaba la estrella flamígera, pero era de ocho puntas en vez de seis o cinco. Se le llamaba «Estrella del alba» o «Estrella de la mañana» y era el símbolo de la resurrección de Horus (figura del hijo en la trinidad egipcia). La escuadra masónica era muy bien conocida y se le llamaba neka. Se la encuentra en muchos templos y también en la Gran Pirámide. Dícese que se empleaba para escuadrar piedras y también simbólicamente para escuadrar la conducta, lo cual se acomoda a la moderna interpretación. Construir con la escuadra equivalía a construir según las enseñanzas del antiguo Egipto. En la sala egipcia de juicio, se ve a Osiris sentado sobre una escuadra mientras juzga a los muertos. Así la escuadra vino a simbolizar el fundamento de la eterna ley. El Libro de los Muertos, como impropiamente suele llamársele, es parte de un manual destinado a servir como una especie de guía en el Mundo Astral, con varias instrucciones respecto a cómo habían de conducirse los difuntos y los iniciados en las regiones inferiores de aquel otro mundo… La mente de los egipcios parece que actuó muy formal y ordenadamente, pues tabulaban toda concebible descripción de las entidades, que un difunto tuviera posibilidad de encontrarse, y disponían cuidadosamente el hechizo o palabra de poder que consideraban más eficaz para vencer a las entidades hostiles; pero sin darse cuenta de que su propia voluntad efectuaba la obra, atribuían el éxito a alguna especie de magia”.

En un principio se mantuvo secreto «El Libro de los Muertos»; pero posteriormente se copiaron sus papiros, y algunos capítulos para colocarlos en la tumba del difunto. Dice uno de los pasajes: «Este libro es el misterio supremo. Que nadie pase por él los ojos, porque sería abominación. Se llama «El Libro del Dueño de la Casa Secreta».

Esto mismo asevera Leadbeater más adelante en su libro «La Vida Oculta de la Masonería» cuando se refiere a los trabajos de la Orden: «El trabajo es la preparación para la muerte y para lo que sigue. Se suponía que las dos columnas «Jaquín» y «Boaz» se alzaban en la entrada del otro mundo y las diversas pruebas que el neófito pasaba, simbolizaban las que podían sobrevenirle cuando pasara del mundo físico a la inmediata etapa de la vida».

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “GADU: Gran Arquitecto Del Universo”

Por Ana Méndez Ferrel

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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