nuevo-20Predicaciones Cristianas – Como Piedras Lanzadas Por Dios 3

 

Pasaje clave: 1º Samuel 17:40, 49-50.

 

Las cinco piedras que David escoge del arroyo eran lisas. ¿Por qué escoge piedras lisas en lugar de escoger cualquier piedra? ¿Por qué tenían que ser lisas?

Porque las piedras lisas, cuando son lanzadas con fuerza, mantienen su dirección y llegan con más precisión al blanco. En cambio las piedras con aristas tienen filos y ángulos que las hacen ir en cualquier dirección. Y además, los ángulos filosos de las piedras que no son lisas, lastiman.

 

1. ¿Piedras Lisas o Piedras Filosas?

¿Cómo es nuestro carácter? ¿Cómo son nuestras reacciones? ¿Cómo son nuestras conversaciones? ¿Cómo son nuestras actitudes? ¿Somos cómo piedras pulidas, lisas, que bendicen a los demás o somos como piedras filosas que lastiman?

Dios está trabajando en nuestras vidas para hacernos como piedras lisas que bendigan a los demás. Mediante las pruebas y los problemas que tenemos, Dios nos pule, Dios lima nuestras asperezas de carácter y de palabras. No te escapes de las pruebas de Dios. Ni de lo que Él permite en tu vida. Dios te está tratando por medio de esas pruebas. Dios está tratando con tu carácter por medio de esas personas y por medio de esos problemas.

Si te escapas de lo que te pasa, nunca llegarás a ser como una piedra pulida en las manos de Dios para derribar gigantes. Lo que te pasa no es casualidad, Dios está tratando con tu vida. Métete en la presencia de Dios y fortalécete en él. No te escapes de Dios.

 

2. No te Hieras, ¡Púlete!

El roce permanente del agua del arroyo sobre las piedras iba limando sus asperezas. El roce del agua sobre ellas, las iba puliendo. Y esas piedras pulidas fueron las piedras escogidas para derribar al gigante.

En una iglesia muerta, no hay movimiento, no hay vida, ¡no pasa nada! Pero tú y yo estamos en una iglesia viva, en una iglesia que crece y se mueve. Tú y yo estamos en una iglesia con visión y propósito. Y en este movimiento, en este hacer cosas, en este ser desafiados permanentemente, es inevitable que nos rocemos. Es inevitable que surjan pequeños problemas, que surjan diferencias de opinión, que surjan ideas distintas acerca de cómo hacer las cosas. Es inevitable que haya decisiones con las que no estemos de acuerdo y que no nos gustan. ¡¡Pero no te hieras, púlete!!

Cuando nos relacionamos unos con otros, nos rozamos, pero no nos sintamos como que buscan lastimarnos o buscan hacernos sentir mal. Entendamos que todos estamos siendo pulidos. El que se siente herido por cada pequeña cosa, termina yéndose y diciendo que no hay amor. ¡Pero es mentira! Porque sí hay amor y sí te amamos.

Enfócate en lo que te bendice, enfócate en lo que te hace crecer, y mira los roces como oportunidades para tu propio crecimiento. Cada roce con algún hermano es una oportunidad para que practiquemos el perdón, la paciencia, el amor incondicional, la tolerancia y el aprender a escuchar.

Si aprovechas estas situaciones, creces y maduras. Por lo tanto… ¡¡No te hieras, púlete y crece!!

(CONTINÚA…)

Por Javier Uboldi

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