Predicaciones – Los Golpes Inesperados de la Vida 1
Pasaje clave: Éxodo 17:8-15.
Moisés edificó un altar y lo llamó «El Señor es mi estandarte». Y exclamó: «¡Echa mano al estandarte del Señor! ¡La guerra del Señor contra Amalec será de generación en generación!»». Hoy declaro que soy buena tierra, y la palabra que voy a recibir va a producir en mí fruto al ciento por uno. A partir de ahora, los golpes inesperados de la vida serán golpeados a través de la fe. Amén.
La Verdad estaba llorando porque nadie la quería, estaba desnuda. Se encontró con el Ejemplo que le preguntó:
-¿Qué te pasa Verdad que estás llorando?
-Estoy desnuda… porque nadie quiere a la Verdad desnuda.
El Ejemplo, que vestía ropas de muchos colores, le dijo a la Verdad que la iba a vestir. La vistió y, a partir de entonces, todo el mundo quería la Verdad porque estaba vestida de Ejemplo.
«Nadie quiere a la verdad desnuda, pero la verdad con el ejemplo es más fácil de aceptar».
Todos hemos experimentado lo imprevisto, el shock que implica un accidente, una pérdida. Nadie está exento de esos golpes inesperados en la salud, las finanzas, etc. ¿Cómo hacemos para enfrentar estos golpes de la vida? Quiero mostrarte cómo Dios fue tratando la vida de Moisés. Dios lo llamó a Moisés y le dijo que fuera a Egipto y liberara a todo el pueblo de Israel, que estaba siendo oprimido, esclavizado. Moisés le dijo:
-¿Cómo voy a ir a hablar a faraón para que deje salir a dos millones de judíos y llevarlos a la tierra prometida?
-Meté la mano en el pecho, Moisés –le respondió Dios.
Moisés metió la mano entre las ropas y al sacarla, esta estaba totalmente cubierta de lepra.
-Volvé a meter la mano en tu pecho –le indicó Dios.
Moisés volvió a meter la mano en su pecho y al sacarla vio que estaba sana. Moisés aprendió algo extraordinario: Si tu ser, tu corazón, está sano, tu hacer va a estar sano. Sin embargo, si tu ser, tu corazón, está leproso, lo que hagas va a estar contaminado. Lo más importante no es lo que hagas sino cómo está tu corazón. Moisés dijo: «¡Ya entendí, voy a ir a liberar al pueblo de Egipto y los voy a llevar a la tierra prometida!».
Dice la historia bíblica que Moisés reunió a su mujer, a sus hijos y les dijo: «¡Vámonos para Egipto que voy a desafiar a Faraón!». Cuando estaban yendo para Egipto, un ángel se le apareció a Moisés y lo quiso matar. Al ver esto, la esposa de Moisés agarró una piedra filosa y circuncidó al hijo menor. Luego, tocó los pies de Moisés con el prepucio ensangrentado, y dice La Biblia que en ese momento el ángel soltó a Moisés. Es una historia rara, Moisés no entendía, pero Dios le estaba hablando mediante ejemplos. Le estaba diciendo: «Moisés, Yo te dije que vayas a Egipto y cumplas con el sueño, pero no tenés que descuidar tu casa», porque el hijo tenía que haber sido circuncidado.
Hay gente que cumple los sueños de Dios pero descuida la casa y la familia. Pero Dios dice: «Te doy dos tareas: que cuides tu casa y que alcances tu sueño, ¡quiero que hagas bien ambas! Quiero que cuides tu casa y que alcances tu sueño; quiero que alcances tu sueño pero que también cuides tu casa». Finalmente, Moisés entendió lo que Dios quería de él.
(CONTINÚA…)
Por Bernardo Stamateas
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