Sectas – El Templo de Salomón y la Logia Masónica 4

 

Continuemos.

El Sublime Gran Maestro Masón Serge R. De la Ferriére dice, refiriéndose a Hiram Abiff: «Muchos en verdad de los Hermanos Masones creen firmemente que se trata de un personaje más o menos histórico, cuando no se trata sino de un símbolo. Que se desengañen. Después de que los trabajadores espirituales fueron iniciados para edificar el templo de la Verdad, Hiram fue muerto muchas veces pero siempre resucitado. Hiram es Adonis muerto por un jabalí, es Pitágoras proscrito, es Osiris asesinado por Tifón, es Orfeo despedazado por los ebrios, es Jesús crucificado por Caifás, por Judas el Iscariote y Pilatos, es en fin Jaques (Santiago de Molay) condenado por un Papa, denunciado por un falso hermano y quemado por orden de un rey. Naturalmente esto no es más que una explicación en medio de otras tantas, pues si se tiene en cuenta que el nombre de Hiram tiene una relación con el fuego (pues no olvidemos que él era fundidor) la alegoría de su muerte correspondería a la regeneración o transmutación por este mismo elemento. Es el Jefe de Todos los Masones Verdaderos en el Mundo Entero».

Hiram en cierta forma es el Espíritu del ocultismo. Es el gran maestro arquitecto del templo secreto, escondido en las tinieblas. Es el inspirador del templo de Osiris en Egipto y de todos los templos mágicos del mundo. Es la potencia espiritual que ha ido develando los símbolos y repitiéndolos a través de las generaciones. Es el que ha ido atrapando al hombre en la confusión de sus encantos y sus hechizos de conocimiento y de virtud. Es el espíritu de Lucifer, en su insaciable lucha por ocupar el trono del Altísimo.

El Maestro De la Ferriére, continúa diciendo: «Los Verdaderos Grandes Maestros no son siempre aquellos que parecen revestidos de toda autoridad; detrás de los poderes representativos, de los títulos y de las funciones, están los Patriarcas, los verdaderos Venerables, las Potencias, que dirigen al mismo tiempo todos los ritos del mundo porque están a la cabeza verdaderamente de la Masonería Universal».

En las escrituras hebreo-cristianas, el único ejército espiritual que se describe de esta manera es el del príncipe de la potestad del aire o sea Lucifer (Efesios 6:12).

El verdadero Dios no quería que el Reino de los Cielos fuera algo secreto (Juan 15:14-15). La enseñanza de Jesús es sencilla y a la vez increíblemente profunda cuando una vida se entrega a Él. Y no me estoy refiriendo a un fanatismo hipócrita, sino a una entrega de corazón, a una decisión de calidad, en hacerlo Señor de nuestra vida.

La estructura del Reino de Dios es muy diferente. Dios no necesita una serie de potencias para iluminar al creyente. A quien recibe como hijo lo sienta directamente en las regiones celestiales junto a Jesucristo (Efesios 2:5-6). En ningún parte de la Biblia encontramos que Dios tenga ejércitos o potencias espirituales que dirijan ritos en los templos del mundo. Por eso Jesús dijo: «Derribaré este templo y lo edificaré en tres días». Dijo esto dando a entender que nunca más habitaría en templos hechos por hombre, sino en el corazón del que se rinde a Él. Su muerte y resurrección, abrieron el camino para que esto sucediera (Juan 14:23).

Ahora bien, si Jesús vino a derribar esta estructura ritualista para hacerse de una iglesia que fuera un organismo vivo, compuesto por los verdaderos creyentes, ¿cuál sería entonces el interés de volver a la vieja estructura del Templo?

El Templo de Salomón, como se describe en la Biblia, no era un lugar para adorar a cualquier dios, sino que era específicamente para que Jehová morase en medio de Su pueblo Israel. No se percibe que otras naciones adoraran ahí, y que cada quien venerase a su dios en la más amplia tolerancia, ni que fuera tampoco un lugar donde hubiera símbolos adoptados de otras civilizaciones. Dios le habló claramente a Salomón en 1 Reyes 6:12-13.

Aquí vemos que Dios condiciona su presencia en el Templo. Dios no lo habitó porque hubiera un simbolismo mágico en la construcción o en el inmobiliario. Dios lo habitó porque Salomón cumplió con esta orden de Dios. Esta misma condición, es la que requiere hoy para morar en el templo hecho de carne.

Otra condición que Dios precisó, fue que el Templo fuera edificado para que exclusivamente Su nombre fuera adorado, «mi nombre estará allí» (1 Reyes 8:29) y no un nombre abstracto con el que cualquier dios pagano pudiera identificarse.

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “GADU: Gran Arquitecto Del Universo”

Por Ana Méndez Ferrel

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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