Matrimonios Cristianos – Amor y Matrimonio 2

 

Continuemos.

«Vas mucho a la iglesia» le dijo a su esposa. «No puedes ir más. Conozco suficiente sobre la Biblia para saber que el hombre es la cabeza de la mujer. Debes obedecerme. Así que no irás más».

Ella sonrió dulcemente y dijo: «Ahora, Smith, tú eres la cabeza de este hogar, y eres mi esposo. Lo que digas en esta casa se hace. Y sabes tanto como yo que yo no te descuido a ti o a los niños, o la casa en ninguna forma. Pero tú no eres mi Señor. Jesús es mi Señor. Y la Biblia nos dice que no dejemos de congregarnos. La Biblia me dice que vaya a la iglesia y yo voy a ir».

«Bueno» relató él, «Yo rabiaba y protestaba y prácticamente maldecía. Y finalmente un día le dije: «Si vas esta noche te dejaré afuera». Pero ella fue y la dejé afuera.

Ella no tenía la llave de la casa y no pudo entrar. A la mañana siguiente bajé, abrí la puerta de atrás, y ahí estaba, toda envuelta en su abrigo, recostada de espalda contra la puerta. Había estado ahí toda la noche. Cuando abrí la puerta, casi cae dentro de la cocina. Pero ella saltó, sonrió y dijo: ¿Bueno, cariño, cómo estás esta mañana?

Ella fue tan amable y dulce, pero me hubiera sentido mejor si se hubiera enojado conmigo. Pero no lo hizo. Sólo preguntó: ¿Qué quieres para el desayuno? Y me preparó mi desayuno favorito. «Está bien, está bien» le dije, «Estoy equivocado».

“Ella tan sólo me mostró el amor de Dios. Pero al mismo tiempo se mantuvo firme. Si ella hubiera dejado la iglesia y me hubiera seguido a mí, ambos estaríamos en problemas».

Lo he visto ocurrir. En los 12 años que he sido pastor he oído a mujeres decir: «Mi esposo no quiere que venga a la iglesia. En vez quiere que vaya aquí y haga tal y cual. Yo pensé que quizá lo gane». Y vi a esas mujeres echarse hacia atrás con sus esposos. Con el tiempo, algunas regresaron a tener comunión con Dios, pero no recuerdo a ninguna de quien su esposo fue salvado.

Pero por otro lado, recuerdo a muchas mujeres fieles en esas iglesias, quienes tenían a matones por esposos que les habían prohibido venir a la iglesia.

Una mujer en particular, tuvo un tiempo terrible. Pero si usted necesitaba inspiración, y si estaba tratando de predicar y el culto parecía muerto, todo lo que tenía que hacer era mirarla a ella, y le inspiraría a predicar. Su rostro siempre resplandecía como una señal de neón.

Una noche mi esposa me dijo: «¿Cariño, notaste los pies de la hermana María?»

«No, no los noté. ¿Había algo malo?»

«Es que tenía solo galochas puestas» ¡Galochas! No ha llovido en un mes. ¿Por qué estaba usando sus galochas!» «Su esposo no quería que ella viniera a la iglesia. Él estaba enojado y le escondió sus zapatos».

El creyó que si le escondía sus zapatos, ella no iría. Pero ella se puso sus galochas y siguió adelante. Estoy seguro que si él le hubiera botado las galochas, ella hubiera venido descalza.

Ella era una mujer mansa, pero la recuerdo diciéndome: «No lo quiero dominar en ninguna forma. Él es mi esposo y lo respeto. Él es el padre de mis hijos y yo les enseño a respetarlo. Pero él no está tomando el lugar que debe tomar. No está interesado en las cosas de Dios, y no viene a la iglesia. Parece que yo tendré que tomar la iniciativa. ¿Hago mal?»

«No» le dije, «No hace mal. Está haciendo lo correcto». Se mantuvo firme.

Después me contó cómo le había dicho: «Joe, no estoy tratando de quitarte autoridad. Pero yo voy a mantener a estos niños en la Escuela Dominical y en la iglesia. Si te siguieran a ti estarían apostando y tomando. Y otra cosa, debemos orar en la mesa. Nos sentamos y empezamos a comer como cerdos. Antes de que comamos, voy a orar».

Ella no le preguntó si podía. Ella dijo: «Lo voy a hacer». Y en la próxima comida, ella lo hizo.

(CONTINÚA…)

Por John Osteen

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

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