Predicaciones Cristianas – ¿Cómo Ministra Cristo al Mundo Hoy en Día? 2

 

Continuemos.

¿Qué Tenemos que Hacer?

Ahora que Dios nos ha restaurado, nos ha revelado Su po­der sobrenatural, nos ha escogido y ungido para actuar, para ir en Su nombre, para ser Sus representantes, tenemos que ir. Ya que entendemos que cada creyente tiene la habilidad, el po­der y la autoridad dados por Dios para moverse en milagros y maravillas, ya que entendemos que el poder sobrenatural viene de la cruz, que la unción está disponible para nosotros, que en­tendemos la gloria, los milagros, las maravillas y conocemos los secretos para oír la voz de Dios, para fluir en lo sobrenatural y manifestar el poder de Dios. ¡Tenemos que tomar una decisión! Jesús servía a la gente, hablaba con el necesitado y le ministra­ba. Él no ha cambiado, pero ahora opera a través de nosotros; claro está, si se lo permitimos. ¿Cómo sucede esto? Todo Su po­der se desatará si cumplimos las siguientes condiciones básicas:

 

A. Compromiso Total. Se trata de una entrega sin reservas, de presentar nuestro cuerpo en sacrificio vivo para que nuestras manos sean Sus ma­nos, nuestros pies sean Sus pies, nuestra boca sea Su boca, para sanar al enfermo, liberar al cautivo, salvar al perdido, obrar mi­lagros y maravillas, además de manifestar Su gloria en la tierra.

 

B. Obediencia a Su Voluntad. Nosotros debemos tomar la decisión de obedecer Su Pala­bra y cumplir Su mandato en la tierra. No tenemos que esperar más confirmaciones; la cosecha está lista. La gente está sola, enferma, sin Dios, sin esperanza y sin salvación, clamando por ayuda. Sólo nos resta salir a recoger la cosecha.

 

C. Disponibilidad. Esto significa que debemos estar listos para el momento que el Señor quiera usarnos y manifestar Su gloria a través de nosotros. Los miembros del cuerpo tienen que estar siempre disponibles para la cabeza; no importa cuán fuerte sea un bra­zo, no es de ninguna utilidad si no está disponible para hacer lo que quiere la cabeza. La única habilidad que Dios busca en un hombre o una mujer es la disponibilidad.

El mundo moderno está herido; sólo espera un toque especial, algo que lo rescate del vacío de su vida. Recuer­de que Cristo va a continuar su ministerio de sanidad a través suyo. Usted crecerá por medio de compartir a Cristo con la gen­te. Mientras deja que Él ministre usándolo como canal, usted es Su cuerpo, Su templo. Ser usado por Dios para bendecir a la gente trae un gran gozo a nuestro corazón; éste es el centro del cristianismo: «Cristo en vosotros, la esperanza de gloria» (Colosenses 1:27) para ganar almas, para proclamar el evangelio, para hacer milagros y sanidades. El mayor llamado de los cre­yentes es guiar a la gente a Jesús a través de las señales (Isaías 6:8)

 

Fuimos Escogidos y Ungidos Para la Acción

No podemos aprender a movernos en la unción de Dios si no actuamos bajo ese conocimiento. Cuando lo recibimos y lo compartimos, lo tenemos y lo damos, lo oímos y lo comuni­camos, entonces es porque lo hemos aprendido y es nuestro. Si no es así, es como un hoyo muerto, es como una laguna de agua estancada, o una semilla seca. Usted se sorprendería de lo que pasaría si impusiera sus manos sobre los enfermos, declarando la Palabra, esa Palabra que está viva en usted como estaba en cualquier hombre de la Biblia. Las personas serían sanas, libres y restauradas. Somos como Cristo, término que significa «el ungido», de donde se deriva la palabra cristiano que a su vez significa, «pequeños ungidos».

Dios pregunta: «¿Quién irá por nosotros?». ¿Puede usted contestar: «Señor, heme aquí, envíame a mí» (Isaías 6:8)? «¡Yo te presto mi humanidad voluntariamente para hablarle al perdido, animar al cansado, sanar al enfermo, liberar al afligi­do y al enlutado!». «¡Señor, yo te serviré, envíame a mí!».

Si entiende que este desafío viene de Dios para su vida, repita esta oración en voz alta: «Soy un creyente, soy un cristiano, Jesús es mi Señor y creo que ha resucitado de los muertos. Él me garan­tiza Sus promesas, y yo voy a experimentar Su poder sobrenatural porque Cristo ha resucitado en mí. El Es­píritu Santo me ungió con poder de lo alto para creer que todas las cosas son posibles. Jesús es mayor que cualquier problema y desafío delante de mí. Él está vivo en mí, y el poder que lo levantó de entre los muer­tos está obrando en mí. Satanás lo sabe y no puede hacer nada al respecto. Jesús, Tú humillaste pública­mente al enemigo y destruiste sus obras; ahora estás vivo en mí y me das la gracia para experimentar Tu poder, y sanar a los enfermos, libertar a los cautivos, hacer milagros y maravillas en Tu nombre y predicar Tu evangelio en toda la tierra. Úsame Señor para con­tinuar Tu ministerio en la tierra mientras vivo la vida y voy al supermercado, la escuela, el negocio, a visitar a mis parientes. Amén».

(CONTINÚA…)

Extracto del libro “Cómo Caminar en el Poder Sobrenatural de Dios”

Por Guillermo Maldonado

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Psicólogo, docente, consultor familiar, conferencista y autor (Verdades Que Sanan, Desafíos Para Jóvenes y Adolescentes). Trabajé con la niñez y la formación de maestros de niños. Fui pastor de adolescentes y jóvenes por más de 10 años. En la actualidad me dedico a enseñar, escribir, dictar conferencias y dirigir www.devocionaldiario.org y www.desafiojoven.com, donde millones de personas son alentadas, edificadas y fortalecidas en su fe. Casado y padre de tres hijos.

2 Comentarios

  1. Gracias por darnos mas conocimientos acerca del proposito por el cual fui llamada, la uncion esta, el poder y la autoridad esta, el espiritu santo esta, pero la verguenza y la comodidad se ha levantado como un muro para muchos cristianos en este tiempo tan importante donde debemos correr la carrera como lo hizo pablo. Dios bendiga su ministerio y los sostenga con su diestra de justicia. OBERA-MISIONES-ARGENTINA

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